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Motilón-Barí: el regreso a la tierra ancestral tras una larga espera por justicia territorial

Luego de doce días de la minga indígena en Cúcuta y establecer acuerdos en la tenencia de la tierra con el Gobierno Nacional, el pueblo Motilón – Bari regresa a su territorio ancestral.
Anderson Salinas

Era la mañana del 29 de septiembre de 2025. Algunos iniciaron su travesía en lancha, camiones, buses y otros caminando llegaron y se establecieron en la avenida quinta con calle once del centro de Cúcuta; a un costado de la cúpula chata de la Gobernación de Norte de Santander.

Cerca de 900 indígenas del pueblo Motilón – Barí pusieron en jaque la cotidianidad de una ciudad que respira en medio del calor de una temperatura de 39 grados Celsius. Fueron recibidos por funcionarios del departamento quienes establecieron un Puesto de Mando Unificado (PMU) para establecer el lugar donde se quedarían.


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El lugar elegido fue el parqueadero del parque 300 años (conocido como el parque Bavaria). Allí con las condiciones básicas de agua, luz y alimentación se establecieron a esperar la respuesta de una reunión con funcionarios del Gobierno del Cambio que fue solicitado.

El 2 de octubre arribaron a la ciudad frontera delegados de la cartera del presidente Gustavo Petro y directores de Agencias y la respuesta del pueblo indígena fue dejarlos plantados ante la ausencia producto del cruce de agendas y salir a las calles a exigir la presencia del mandatario de los colombianos.

El 5 de octubre, los ánimos se calmaron por parte de los manifestantes y la mesa de diálogos pudo establecer y los primeros acuerdos se establecieron. la Agencia Nacional de Tierras (ANT) anunció la entrega de 100 mil hectáreas para la ampliación de los resguardos Motilón Barí y Catalaura, con el propósito de fortalecer la tenencia de la tierra de las comunidades indígenas, garantizar su seguridad territorial y promover el desarrollo sostenible de sus territorios, proceso que se espera concretar antes de marzo de 2026.

Felipe Harman, director de la ANT, afirmó que: “tenemos unos compromisos claros en tiempos y responsabilidades, esperamos de forma clara superar las dificultades que hemos tenido por la confrontación militar del Catatumbo y que estos acuerdos sean una oportunidad para la construcción de paz de la región”.

Así mismo, la entidad anunció la conformación del resguardo Irokobingkayra en el Catatumbo, con una extensión de 63 hectáreas. Juan Titira, de la Asociación de Pueblos Tradicionales del Pueblo Motilón-Barí (Ñatubaiyibari), precisó que la tenencia de la tierra es una deuda histórica que esperan saldar con el gobierno actual. “Durante décadas hemos cuidado este territorio sin títulos ni garantías. Hoy, más que una promesa, necesitamos hechos que reconozcan nuestro derecho ancestral a la tierra”, afirmó el líder indígena.

Finalmente, en el fragor de una plaza que respira el vapor de la humedad de la frontera se acordó que una delegación viajará a Bogotá en los próximos días para reunirse con el presidente Gustavo Petro. Entre tanto, esperan realizar mesas técnicas mensuales

de seguimiento, con la participación del director general de la Agencia Nacional de Tierras y el acompañamiento del Ministerio del Interior y la Defensoría del Pueblo, para fortalecer las garantías de seguridad en el territorio.

“La seguridad de nuestras comunidades es fundamental en medio de la situación humanitaria y de seguridad que vivimos en el Catatumbo, desde el 2017 tenemos el registro de 426 menores que fueron reclutados, pero esa cifra solo desde enero aumento en más de cien”, afirmó Alexander Dora, del observatorio de derechos humanos del pueblo Motilón – Barí.

El líder indígena advirtió que esta situación refleja el recrudecimiento del conflicto armado en la región y la falta de acciones efectivas por parte del Estado para garantizar la protección de la niñez indígena. Según Dora, los grupos armados aprovechan la vulnerabilidad de las comunidades y su conocimiento del territorio para vincular a menores en sus estructuras, situación que pone en riesgo la pervivencia cultural y la autonomía del pueblo Motilón-Barí.

Sin embargo, la lucha por alcanzar un territorio en paz sigue siendo una causa permanente para las comunidades indígenas del Catatumbo. Su defensa del territorio no solo representa la protección de la tierra, sino también la salvaguarda de su cultura, su espiritualidad y su derecho a existir en armonía con la naturaleza. La seguridad y la autonomía de sus pueblos continúan siendo pilares esenciales para preservar su identidad y asegurar la pervivencia de sus tradiciones en medio de un contexto de conflicto y resistencia.


Entre tanto, la esperanza de conseguir acuerdos con el Gobierno Nacional aumenta para el beneficio de las comunidades indígenas. La noche del 8 de octubre, la ilusión de regresar a sus territorios con propuestas y soluciones concretas comenzaba a tomar fuerza; las carpas, colchonetas, ollas y baños portátiles se levantaron y el camino de regreso era inminente. En medio de la frase al unisonó “Guardia, guardia, por mi tierra, por mi raza”, las comunidades indígenas comenzaron su retorno a la casa del trueno: el Catatumbo.

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