La lenta agonía de la Amazonía: el “aire acondicionado” del planeta se apaga
Un artículo publicado por la BBC el pasado 11 de noviembre, aseguró que la Amazonía, el mayor bosque tropical del planeta, atraviesa uno de los momentos más críticos de su historia. Deforestación, incendios, minería ilegal y el avance del cambio climático están empujando al ecosistema hacia un punto de no retorno que podría alterar el equilibrio climático global.
La COP30, que se celebra en Belén, Brasil, tiene a la selva amazónica en el centro del debate, justo cuando las evidencias científicas muestran una degradación cada vez más profunda.
Un tesoro natural en riesgo
El medio aseguró en dicho informe que la Amazonía abarca más de 6,7 millones de kilómetros cuadrados y se extiende por ocho países sudamericanos. Es el hogar de más de 40.000 especies de plantas, 427 mamíferos, 1.300 aves y 3.000 peces de agua dulce, entre ellos la icónica piraña y el gigantesco arapaima.
Su importancia no es solo biológica. El río Amazonas, el más caudaloso del mundo, alberga el mayor sistema de agua dulce del planeta y desempeña un papel esencial en el equilibrio climático regional y global. Sin embargo, cerca del 20% de la selva ha sido destruida y otro tanto se encuentra degradado por la tala, la ganadería y la minería.
Lee también
- Más de 900 víctimas del conflicto en Magdalena reciben reparación con inversión superior a $13 mil millones
- DANE reporta inflación de 5,51% en octubre, lo que consolida la estabilidad económica del país
El avance del daño: menos lluvias y más incendios
Según el Programa de Monitoreo de la Amazonía Andina (MAAP), en 2022 se perdieron casi 20.000 km² de bosque, el nivel más alto en casi dos décadas. Aunque Brasil logró reducir la deforestación a la mitad tras el cambio de gobierno en 2023, los impactos acumulados son devastadores.
Las temperaturas más altas y las sequías prolongadas han transformado lo que antes era un ecosistema húmedo y resistente al fuego en una región más seca y vulnerable.
En septiembre de 2024, el INPE, la agencia espacial brasileña, registró 41.463 focos de incendio, la cifra más alta para ese mes desde 2010.
“Cada vez hay más sequías e incendios, lo que ha provocado un aumento de la degradación de varias zonas de la Amazonía”, advierte Paulo Brando, profesor de la Universidad de Yale.
Los “ríos voladores” que se están secando
Uno de los fenómenos más preocupantes es la interrupción de los llamados “ríos voladores”, corrientes de humedad que circulan sobre el bosque y permiten que la lluvia se distribuya por toda la región.
La deforestación ha roto esos sistemas naturales. Ahora, las zonas más degradadas no logran devolver suficiente vapor de agua a la atmósfera, afectando las lluvias incluso en países vecinos como Perú y Bolivia. “Todo está conectado”, explica el científico Matt Finer, de Amazon Conservation. “Si se destruyen los bosques del este de Brasil, se rompe el ciclo del agua que alimenta al resto de la selva”.
Minería y crimen: otra amenaza subterránea
A la crisis climática se suma la minería ilegal, en especial la extracción de oro y minerales raros, utilizados en tecnologías limpias como los vehículos eléctricos y las turbinas eólicas. Estas actividades contaminan los ríos con mercurio y han atraído la presencia de redes criminales transnacionales, lo que complica la acción de las autoridades.
Según InfoAmazonia, entre 2022 y 2024 se descubrieron reservas equivalentes a 5.300 millones de barriles de petróleo bajo la selva, lo que podría abrir una nueva frontera de explotación de combustibles fósiles.
¿Un punto de no retorno?
Los científicos temen que la Amazonía esté cerca de su punto de inflexión: un escenario en el que el bosque húmedo no pueda regenerarse y se convierta en una sabana árida. Más de 10.000 especies están ya en riesgo de extinción, según el Panel Científico para la Amazonía.
La pérdida de este ecosistema tendría consecuencias globales. Hoy la Amazonía almacena más de 71.000 millones de toneladas métricas de carbono, lo equivalente a dos años de emisiones mundiales de CO₂. Si ese carbono se libera, el planeta perderá una de sus defensas más poderosas contra el calentamiento.
El aire acondicionado del planeta se apaga
Los científicos llaman a la Amazonía el “aire acondicionado del mundo”, ya que su cubierta de nubes refleja la radiación solar y ayuda a enfriar la Tierra, pero con la deforestación y el aumento de las temperaturas, ese efecto se está debilitando.
“Así como los bosques tropicales almacenan carbono y limitan el calentamiento, también tienen la capacidad de enfriar el planeta”, afirma el científico forestal brasileño Tasso Azevedo.
Su advertencia resume la urgencia: si la Amazonía muere, el clima mundial podría entrar en una espiral de daños irreversibles, y aunque la COP30 promete nuevos compromisos, el reloj ecológico del planeta sigue avanzando, concluye el informe.