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Estos son los principales retos de Gustavo Petro como nuevo presidente de Colombia

El nuevo mandatario se enfrenta a temas como inseguridad, desigualdad, la búsqueda de fuentes de financiación para su proyecto político y el logro de consensos, entre otros.
Gustavo Petro, nuevo presidente de Colombia
Foto: DANIEL MUNOZ / AFP
Yaneth Jiménez Mayorga

Gustavo Petro, quien ganó las elecciones presidenciales este 19 de junio con un total de 11.281.002 votos, escrutado el 99,99% de las mesas de votación, asumirá el próximo 7 de agosto como presidente de Colombia en medio de un país afectado por la desigualdad, altos niveles de pobreza, falta de confianza en las instituciones, una crisis económica y social, y un panorama internacional incierto, situaciones que traen consigo grandes desafíos al líder del Pacto Histórico y su fórmula vicepresidencial, Francia Márquez. 

Consultamos con analistas políticos sobre cuáles son sus principales retos:  Para Adriana Otálora, doctora en Estudios Políticos, docente investigadora de la Universidad de La Salle, entre ellos están los relacionados con la situación económica del país. 

“Estamos saliendo de una pandemia que implicó un retroceso en la estructura económica del país, en la calidad de vida, y en las oportunidades de empleo para las personas, lo que hace que existan mayores necesidades, por lo tanto mayores responsabilidades por parte del Estado que requieren unas políticas más fuertes desde lo institucional, que se aproximen más a los ciudadanos y permitan solucionar esas inequidades que se evidenciaron durante la pandemia”, señala Otálora.

El reto principal en este aspecto, agrega, será poder recuperar los puntos de crecimiento y desarrollo que se perdieron durante este momento con un énfasis en las poblaciones más vulnerables que permitan, más que un crecimiento económico per se, disminuir las brechas y así lograr un desarrollo económico y social real en el país.  


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Frente a los altos niveles de desigualdad- según diversos datos, entre ellos los de la OCDE y el Banco Mundial, Colombia es uno de los países más inequitativos del mundo-, el mayor desafío, dice Rubén Vergara, politólogo, economista y profesor investigador facultad de Economía, Empresa y Desarrollo Sostenible de la Universidad de La Salle, será crear políticas públicas que desde distintos frentes posibiliten mayores oportunidades e ingresos por la vía de la inclusión social y monetaria. 

“Los datos que se presentan a nivel interno consolidan una tendencia histórica que plantea una paradoja para el caso colombiano, esto es, crecimiento económico sostenido aunado al aumento de los índices de pobreza y desigualdad”, apunta Vergara.  Superar los niveles de pobreza requerirá, indica Otálora, no solamente subsidiar temas como vivienda y educación, sino dar un acompañamiento a las familias que los reciben para que en el mediano y largo plazo se puedan mantener esos recursos. 


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La construcción de un nuevo país 

En materia de inseguridad, señala Vergara, la existencia de redes criminales transnacionales, la articulación y fortalecimiento de grupos subversivos y de autodefensa vinculados a asuntos como el narcotráfico, el desplazamiento forzado, la trata de personas, hacen que el reto para Gustavo Petro sea alto. 

“El primer reto será tratar de legitimar su mandato ante las fuerzas militares, sobre todo en su ala fuerte u ortodoxa, respecto a la posibilidad de incorporar un modelo de seguridad humana que focalice en los derechos humanos, la defensa de la niñez, de la pobreza, de la criminalidad y la corrupción. En tal sentido, al plantear la remoción del servicio militar obligatorio, el desmonte del ESMAD, y cambios en la policía enfocándola más hacia un mandato civil, convierte su política en un reto de corto y mediano plazo”, señala el profesor Vergara. 


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Por otro lado, dice Otálora, el futuro gobierno de Gustavo Petro se enfrentará a una comunidad internacional que está dividida y presenta cambios en los equilibrios de poder donde no está claro cómo juega Colombia en este nuevo escenario, lo que se requerirá un cambio de frente en la política exterior, especialmente con Estados Unidos, para solucionar en parte la crisis económica, ya que el país necesita de socios comerciales.

En el caso de una posible reforma tributaria- necesaria, dada la composición actual de la deuda pública- añade Vergara, “la propuesta de carácter estatista que plantea Petro de un modelo de asignación básica vía ingresos a la población más pobre que permita ampliar el monto y la cobertura actuales, sumado a un aumento de impuestos vía renta al sector empresarial y a personas naturales, especialmente a los grandes capitales y a las tierras baldías o improductivas, tiene el reto de saber cuáles serán las fuentes de financiación de una política expansiva del gasto público”. 


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Uno tema no menor y de grandes  desafíos para el líder del Pacto Histórico será el de la gobernabilidad.“ Petro va a encontrar resistencias relacionadas con la implementación de políticas sociales que exigen un cambio en la priorización de cómo se han venido invirtiendo los recursos públicos, lo que va a generar resistencias y exigir cambios en la imagen que él presenta porque debe empezar a priorizar temas y a fortalecer los ministerios encargados de ejecutar esas políticas sociales y ambientales”, apunta Otálora. 

Adicionalmente, advierte Vergara, los múltiples apoyos que ha recibido hacen necesario discutir una estrategia conjunta para la construcción de consensos, de un lado, para crear mayorías en Cámara y Senado, y del otro, para sacar adelante su agenda política frente a partidos políticos tradicionales.

Uno de los asuntos más importantes para el gobierno Petro, según Otálora, será lograr un diálogo nacional. De acuerdo con la analista, en el país se ha generado una polarización y una campaña de desprestigio y desconfianza que exige empezar a pensar en un proyecto de nación en el cual se dé lugar a una mesura en el uso del lenguaje e incluir derroteros de largo plazo con proyectos comunes como lo fueron en su momento la paz, la seguridad,  el crecimiento económico y la apertura. 

“Necesitamos tener motivos para seguir contruyéndonos como país. El nuevo presidente tiene el reto de armar una serie de diálogos que maticen todos los efectos de las campañas, hablando de manera positiva frente al planteamiento de opciones de futuro, donde no se personalice la política, sino donde se empiecen a debatir las ideas que ayuden a recuperar la confianza en lo público”, acota Otálora.  

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