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Tres artistas colombianas que han reivindicado el rol de la mujer en el arte

Su trabajo como autoras y creadoras evidencia no solamente un gran talento artístico, sino una mirada reflexiva en torno a la historia del país y a nuestra sociedad.
Autoretrato Cecilia Porras
Museo Banco de la República
Yaneth Jimenez Mayorga

Por mucho tiempo relegadas a un segundo plano en la escena artística del país, las mujeres han contribuido a enriquecer y fortalecer el arte colombiano desde diversas perspectivas. Este es un reconocimiento a tres de ellas:

Mariana Varela

La tolimense, maestra en artes plásticas de la Universidad Nacional de Colombia, es una de las máximas exponentes del dibujo en Colombia. Su obra reúne dibujos, pintura, bordados, instalaciones y objetos desde los cuales aborda temas como el paisaje y la naturaleza, la violencia, la mujer, la sensualidad y los estereotipos desde una mirada crítica y reflexiva.

Obra Mariana Varela

Hija de una modista, se obsesionó con dibujar detalles de prendas de vestir femeninas como ganchos, cremalleras, cuerdas, varillas, encajes, característica que se ha evidenciado en cada uno de los trazos de sus obras.

Según reseña el Museo de Arte de la Universidad Nacional, donde reposan ocho obras de su autoría, “sus dibujos abarcan todos los formatos y reconfiguran ámbitos y territorios del diseño contemporáneo. Utiliza cada detalle como una forma de explorar y cuestionar la realidad, fusionando la destreza técnica con una sensibilidad contemporánea que nos invita a ver el mundo desde una nueva perspectiva y es un recordatorio constante de la belleza y la profundidad que pueden existir más allá de lo superficial”.

Obra Mariana Varela Museo Artes Universidad Nacional

Su talento le ha permitido llegar a salas de arte de Europa, a exponer dentro y fuera del país y obtener premios y distinciones como el Primer Premio Salón de Arte Joven, Museo de Zea – Medellín; Beca del gobierno colombiano para realizar especialización en Grabado en el Taller 17 en París, Francia; Premio II Salón de Arte Bidimensional; Beca de la Pollock-Krasner Foundation de Nueva York, USA y nominación al Premio Luis Caballero, IDARTES, Bogotá Colombia en el 2013.


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Cecilia Porras

La artista nacida en Cartagena ha sido considerada un hito de ruptura en la escena artística y figura ineludible para el estudio de la participación de las mujeres en las modernas revoluciones culturales a mediados del siglo XX en Colombia.

Porras, que se inició en la pintura de forma autodidacta, hizo parte del grupo de artistas e intelectuales que frecuentaba La Cueva en Barranquilla, del que hacían parte, entre otros, Gabriel García Márquez, Álvaro Cepeda Samudio, Alfonso Fuenmayor, Germán Vargas, Alejandro Obregón, Enrique Grau, lo que determinó en gran medida esa irreverencia presente en su vida y obra.

Autroretrato Cecilia Porras

La red cultural del Banco de la República refiere que su trabajo se caracterizó por retratar la luz, las formas y los colores de la costa caribeña en exploraciones abstractas y figurativas, por representar retratos o temas históricos, con especial inclinación por los autorretratos y el paisaje urbano como los temas más recurrentes en su obra.

Así mismo, destaca que la artista fue una de las primeras mujeres de la generación de artistas plásticos caribeños de mediados de siglo en dedicarse profesionalmente a las artes plásticas. Fue Porras quien diseñó la portada de la primera edición de ‘La Hojarasca’ de Gabriel García Márquez, ilustró el libro ‘Todos estábamos a la espera’ de Álvaro Cepeda Samudio y participó en la película ‘La Langosta Azul’, en la que también fue diseñadora de vestuario.

Cecilia Porras - Tomada de Museo de las artes Universidad Nacional


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Feliza Bursztyn Rzeźnik

Escultora de ascendencia judía polaca, nacida en Bogotá el 8 de septiembre de 1933, perteneció a la primera generación de artistas colombianos que pensaron en instalaciones y ambientación de espacios generadores de experiencias con el público.

La chatarra, el acero inoxidable, las telas, las partes de carro y los motores, entre otros, fueron los elementos que le dieron vida a sus obras. Experta en fundición de metales y conceptos escultóricos, Feliza realizó sus estudios en arte y escultura en el Art Students League de Nueva York y en la Academia Grande Chaumière de París.

Durante tres años consecutivos participó en el Salón Nacional de Artistas Colombianos con sus obras a base de chatarra: ‘Homenaje a Copérnico’, ‘Clitemnestra’ y ‘Clepsidra’, y obtuvo el primer premio en escultura en 1965, con ‘Mirando al Norte’. En 1966 recibió el primer premio del Salón Intercol de Artistas Jóvenes, con la obra ‘Reblakadaka’, nombre de uno de los iniciadores de la aviación en la India.

En 1968, en la inauguración del Museo de Arte Moderno de Bogotá, presentó su serie ‘Histéricas’, un grupo de esculturas animadas por un motor de tocadiscos, que producía movimientos convulsivos, con la que ganó el XIX Salón Nacional de Artistas.

Las camas de Felizia Bursztyn

Es de resaltar la creación de obras públicas en Bogotá, entre las que se encuentran la escultura ‘Andrómeda’ y el mural ‘La última cena’, compuesto de 276 paneles instalados en diferentes niveles, ensamblados con 12 mil cubiertos aplanados y pegados con soldadura de punto, en la que utilizó entre 15 y 20 toneladas de metales.

Durante la implementación del Estatuto de Seguridad Nacional en el gobierno de Julio César Turbay Ayala, Bursztyn fue perseguida y amenazada por el gobierno de Colombia, que la acusaba de tener vínculos con la guerrilla del M-19 y el gobierno de Cuba, lo que la llevó al exilio en México y en Francia donde falleció.

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