Platoneras del Pacífico: mujeres que salvaguardan su cultura afrodescendiente y claman por la paz
Las platoneras, esas emblemáticas mujeres del Pacífico colombiano quienes llevan un plantón en su cabeza, conservan su herencia afrodescendiente y claman para que haya paz en su territorio.
La figura de las mujeres platoneras, quienes en su cabeza llevan un plantón con diferentes moluscos, pescados y preparaciones, es una imagen que de seguro muchos hemos visto en el Pacífico, especialmente en Buenaventura.
Estas mujeres hacen parte de la identidad negra de esta región colombiana y conservan, a través de esta actividad, su tradiciones familiares. La mayoría son platoneras por herencia, otras porque encontraron en el platón una alternativa económica para subsistir y sacar a adelante a sus hijos.
Gisela Mosquera es platonera desde más de 20 años. Heredó de su abuela este oficio, quien fue la primera mujer en el barrio Bolívar en Buenaventura en dedicarse a esta actividad, a la que considera "no como una vergüenza, sino como un orgullo".
"Ella me crió y desde entonces he estado envuelta en todo lo relacionado con el marisco. Y hasta ahorita sigo con este legado. Por medio de esto, mi abuela pudo sostener a sus hijos; mi mamá a los suyos y yo ahora sostengo a los míos", nos contó en medio de la semana cultural y académica que RTVC, Sistema de Medios Públicos, adelanta del 2 al 7 en Buenaventura.
A su vez, es la representante legal de la Asociación de Platoneras Afro del Pacífico.
Sin embargo, Gisela explicó que con el tiempo esta labor ha venido evolucionado. Por ejemplo, ella vende sus productos en el barrio Bolívar, por lo que ya no camina por Buenaventura con su plantón en su cabeza.
"Antes las mujeres usaban el rodete, algunas lo hacen porque no tienen un sitio establecido, pero hay otras como estamos aquí porque ya tenemos un lugar donde colocar un platón, entonces va cambiando todo. Mi abuela se colocaba un rodete, mi mamá igual, yo ahorita ya no lo hago".
"Nosotras en el barrio Bolívar ya no caminamos"
Las platoneras son un ejemplo de resiliencia, pues a pesar de la violencia que azota su territorio y de la discriminación, día a día salen a vender sus productos, con una sonrisa que alegra a quienes se acercan a comprar.
Merlin Díaz es otra platonera de Buenaventura, quien también trabaja en el barrio Bolívar. Desde hace más de 30 años se dedica a esta labor.
"En ese tiempo que empezamos a vender, caminábamos con el rodete, el platón en la cabeza. Y caminábamos muchos barrios, nos metíamos a barrios, salíamos vendiendo el producto".
Contó que "ya tenemos puestico, ya no caminamos" y que gracias a esta labor ha podido sacar a su familia adelante.
Martha Sánchez trabaja hace 33 años como platonera, ha sido caminante "de un barrio a otro barrio" vendiendo sus productos.
Sin embargo, desde hace 20 años está en el mismo lugar comercializando pescado, moluscos y otras delicias, características de la gastronomía bonaverense.
"Yo busqué esta tradición para sacar a mis hijos adelante. Tuve seis hijos y con esto gracias a Dios los he podido sacar adelante".
Piden paz para su territorio
Estas tres mujeres expresaron para la Radio Nacional de Colombia que esperan que las dinámicas de violencia en el barrio Bolívar cambien, pues en algunas ocasiones —que desafortunadamente se han vuelto una contante— han sucedido atentados y tiroteos entre las bandas delincuenciales que se disputan el control del territorio en el Distrito.
Claman por la paz, por poder trabajar en paz y más personas visiten a Buenaventura, un territorio que, a pesar de los conflictos internos que vive, intenta reponerse ante las dificultades y mostrar otra cara al mundo.
Esta no es una labor exclusiva de mujeres
También hay hombres afrodescendientes quienes cargan un plantón en su cabeza y salen a vender productos del mar, que son apetecidos no solo por los bonaverenses, sino también por los turistas quienes llegan a este Distrito a conocer el mar del Pacífico, avistar la majestuosidad de las ballenas que se encuentran en él (desde julio a septiembre de cada año), disfrutar de su gastronomía y tomar un poco de vitamina D.