Los 95 años de Lalo Orozco, un mago del piano tropical
Ladislao Orozco Orozco nació el 15 de octubre de 1930, en el tradicional barrio de San Diego, en Cartagena. Su sobrenombre de Lalo lo heredó de su padre, Ladislao Francisco Orozco Figueroa, reconocido por su trabajo en pos de los ritmos caribeños colombianos en Nueva York, donde alternó con colegas como Ángel María Camacho y Cano y Adolfo Mejía Navarro. Justamente fue el compositor de Sincé quien más influyó en el pequeño Lalo y en su hermana mayor, Teresa, para que se dedicaran a la música, pues a su regreso de Estados Unidos Mejía se casó con Rosa Franco, prima de la madre de Ladislao, y vivió con ellos en su misma casa.
Recordaba en nota periodística Luis Carlos Lorduy que “los referentes musicales de Teresa y Lalo giraron en torno a la influencia familiar: su abuelo Benjamín Orozco tocaba el violín, el tío Ramón tocaba el piano, la tía Nicolasita tocaba el piano, el tío Fernando tocaba el piano, el primo Carmelo tocaba el violín”.
La primera vez de Lalo frente al público fue promovida justamente por Mejía Navarro, quien ofreció a un joven Ladislao de nueve años en lugar suyo para amenizar un baile, a regañadientes de su señora madre, dora Virgilia Orozco. De ahí en adelante, ya con el permiso materno, comenzó a ser requerido por diferentes orquestas.
“Aquí en Cartagena sólo había un pianista, que era yo”, le dijo Lalo Orozco a Jaime Andrés Monsalve, jefe musical de Radio Nacional de Colombia en entrevista en 2024. “Así que cuando las orquestas necesitaban un pianista –continuaba Orozco–me llamaban a mí. Si era Pitalúa, si era Villanueva, me llamaban era a mí, y así pasaba con una cantidad de orquestas aquí. Entonces yo era, como dicen, el tapahuecos”.
En esa calidad, Lalo Orozco empezó a trabajar en las grabaciones con orquestas como las de Pedro Laza y sus Pelayeros, la de Rufo Garrido y con La Sonora del Caribe de César Pompeyo. Hasta que don Antonio Fuentes, gerente de Discos Fuentes, le encomendó la dirección musical de un nuevo proyecto que estaba surgiendo en el seno de la disquera y que él bautizó Sonora Dinamita. Al lado de Luis Pérez Cedrón (Lucho Argaín) en voz, las trompetas de Saúl Torres y Ángel Matos, el contrabajo de Pedro Laza y la percusión de Clodomiro Montes entre otros, Orozco grabó en las primeras cuatro grabaciones de la Sonora Dinamita, registradas entre 1960 y 1962. “Después la orquesta tuvo un receso, yo no sé por qué”, recuerda Orozco, llamando receso a lo que en realidad fue un hiato de 17 años. “Y luego ya vivieron otros músicos, pero al pianista sí le dijeron: ‘tú tienes que hacer los montunos como los hace Lalo, para que no se vaya a perder lo que se hizo antes”.
En busca de un estilo propio, Lalo Orozco empezó a abandonar el sonido tópico del Caribe para adentrarse en otras disciplinas y retos discográficos. “Yo primero fui guarachero”, cuenta. “Los directores siempre me pedían que tocara montuno tras montuno. Pero fui cambiando, y ahí fue donde comencé a aprenderme otros ritmos y me aparté de las orquestas para tocar toda la música que me pidieran”. Así llegan, a mediados de la década del 60, un par de trabajos de piano y ritmos dedicados a la obra de José Barros y de Guillermo Buitrago. Luego, bajo su nombre, graba para Discos Fuentes algunos álbumes donde hay un regreso a la guaracha como “Pura fantasía” y “Goza la pachanga”. También grabó con el sello Curro, de José María “Curro” Fuentes el disco “Salsa sabrosa”, donde se decanta por el género en boga por aquel momento en el universo afrolatino.
Tras sus aventuras discográficas de entonces, Lalo Orozco siguió siendo un meridiano musical de su Cartagena. Grabó algunos trabajos de manera independiente, como el de la celebración de sus 70 años, fue director de Música en la División de Bienestar Universitario de la Universidad de Cartagena, y creó agrupaciones como Los Orozco con su hermana Teresa y con la voz de la también nonagenaria bolerista Cenelia Alcázar. Hoy, retirado de las actividades profesionales, sigue estudiando el piano y cantando boleros y las canciones de Adolfo Mejía, suele recibir en casa a todo aquel que lo quiera saludar y de vez en cuando se escapa en bus desde su barrio actual, Villa Sandra, hasta su natal San Diego para tomarse algo en la Tienda del Che, donde siempre lo esperan sus amigos.
El 15 de octubre celebramos el cumpleaños 95 de Lalo Orozco, un maestro del piano tropical colombiano. Por eso es nuestro Artista de la Semana.