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Mike Char y tres canciones inspiradas en su segunda madre

‘Ayúdala por favor’, ‘Amanecí Llorando’ y ‘Dónde estás’, son un resumen del amor que tuvo por su nana.
Jimmy Andrés Cuadros Rojano

Era 1952 cuando el matrimonio sirio-libanés conformado por Ricardo Char Zaslawy y Erlina Abdalá llegó a suelo barranquillero procedente de Lorica ‘Saudita’, como jocosamente han bautizado ese municipio cordobés por la cantidad de inmigrantes que llegaron de Oriente huyendo de las guerras.

Ricardo y Erlina hicieron parte de esa ola migratoria. Curiosamente sus vidas se cruzaron en la tierra del bocachico sinuano y no en la del tabbulé o el kibbeh porque Ricardo empezó algunos negocios con quien posteriormente sería su suegro. 

Así que después de casarse y tener siete hijos decidieron volver a migrar, esta vez a la capital del Atlántico. Lo hicieron con su extensa prole, incluido Miguel Char Abdala, uno de los últimos vástagos. 
A Miguel —a quien de cariño le dicen Mike— ustedes deben identificarlo como la voz de Olímpica Stereo, la que dice con tono agudo “Se metióóó”; o como la voz oficial de los picó del Caribe que escupe un grito de batalla “Aquíííí suenaaaaa”. Pero esa es otra historia. 

Mike era un niño cuando llegó a Barranquilla. Sus padres, que habían comprado un modesto almacén llamado El Olímpico, ubicado en el Centro de la ciudad, tenían extensas jornadas de trabajo atendiendo clientes. Así que decidieron contratar los servicios de una mujer para que lo cuidara a él y a Mary, los últimos hijos de la pareja. 
“Él le decía ‘Tata’, ella terminó criándolo, fue como su segunda mamá. Se querían muchísimo”, cuenta alguien cercano a la familia. 

Esa mujer, ‘Tata’, terminó siendo la protagonista de tres canciones que escribió Miguel —quien además de ser hombre de radio es cantante y compositor— embargado de amor y tristeza y que le grabaron dos de las mejores voces del país: Joe Arroyo y Juan Piña. 

La primera fue ‘Ayúdala por favor’, llevada al vinilo por Joe Arroyo con Fruko y sus Tesos en 1979 para Discos Fuentes. Es el lamento de un niño que pide a la divinidad un milagro que salve la vida de la mujer que lo vio crecer. 

Encontraron al negrito, en la puerta de la iglesia
Rezando, rezando, rezando, reeeezandoooo
Ay, Señor, ayúdala, por favor
Ay, Señor, ayúdala, por favor
Mi negrita está sufriendo, parece que no se salva
El doctor la desahució, que triste me encuentro yo, Señor

“Yo tenía una señora que fue la que me crió a mí. A ella le dio cáncer. Cuando estaba enferma le hice esa canción. El negrito era yo”, recordó Mike en una entrevista con Jaime Andrés Monsalve, jefe cultural y musical de Radio Nacional de Colombia, para el podcast ‘Cultura, contracultura y recontracultura’. 

La penosa enfermedad de su nana marcó a Miguel. No fue fácil ver cómo se iba apagando la vida de quien cuidó de él, quien le ayudó en sus tareas y le ayudó a escoger las pintas para sus primeras citas adolescentes, sin pretensiones de usurpar el puesto de su madre biológica.

Por eso, cuando una madrugada escuchó el teléfono de su casa sonar tardó en contestar porque sintió que algo dentro de él se rompía en mil pedazos. 

“Murió de madrugada, y a mí me llamaron a las 5 a.m. a darme la noticia. Lloré muchísimo y ahí, justo en ese momento, nació la canción ‘Amanecí llorando’”, rememoró Miguel. 

Hoy amanecí llorando al saber que te marchaste
Hoy amanecí llorando al saber que te marchaste
Desde niño me ensañabas los consejos de la vida
Y ahora me encuentro solo sufriendo por tu partida

La composición fue grabada en 1981 por Juan Piña Con La Revelación en el álbum ‘El Seis’, sello Codiscos, y fue relacionada equivocadamente por unos como un canto al desamor o al abandono de una pareja y por otros como una pieza carnavalera por su ritmo de garabato. 

La culpa la tenía el mismo autor, pues siempre fue un ferviente adepto a los ritmos tropicales y seguidor de La Billos, Los Melódicos, Fruko y sus Tesos, los Corraleros de Majagual, entre otros. Incluso, incursionó como intérprete de estos sonidos con la orquesta La Pesada, junto al también cantante Hugo Alandete y el pianista Luis Fernando ‘Tomate’ Meza. 

Por eso, aunque las letras de las canciones dedicadas a su ‘Tata’ tenían una carga pesada de nostalgia y melancolía los ritmos de estas no daban espacio a los bailadores para tristezas. Así ocurrió con la última pieza de esta trilogía dedicada a su segunda mamá. 

“Después le hice otra porque su muerte me impactó mucho. Se llama ‘Donde estás’, pero no sonó mucho”, reconoció Miguel. Esa pieza la grabó en 1980 Fruko y sus Tesos con la voz de Joe Arroyo, en el álbum ‘El Espectacular’.

Dónde estás, dónde te has ido
Si te has dormido, despierta mi amor
Dónde estás que no respondes
Por qué te escondes de mi corazón
Fuiste mi vida, fuiste mi encanto
Te quise tanto y fui tan feliz
Aquí te espero porque mi anhelo
Es verte a mi lado, vuelve hacia mí

La de Miguel es la historia de muchos colombianos que, por cualquiera que fuera la razón, han crecido con mujeres que han cumplido a carta cabal el rol de madre sin haberlos parido. Para ellos, de seguro estas canciones cobrarán otra importancia y significado. 

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