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‘El ocañol’, el idioma creado por los ocañeros

Fredy Trillos escribió un diccionario con las palabras que solo de utilizan en Ocaña, Norte de Santander.

Por: Natalie Ramos

Ocaña, la ciudad de Norte de Santander, que sus habitantes han decidido llamar “tierra de otro planeta”, y puede ser esta la razón por la que su acento es sonoramente ajeno al de los nortesantandereanos y los cesarenses, que empiezan a encontrarse a 40 minutos de allí hacia el oriente y occidente.

-¿Vos venís de dónde, de Bucaramanga o de Bogotá? -Nos saluda el primer habitante que encontramos en el camino. Le cuento que vengo de Bucaramanga y estoy buscando el parque principal.

-¿Sabe sumercé cómo puedo llegar al parque?

-Mirá, cogés esta calle, y te vas derechito, hasta llegar al parque y ya, ¡víste!

No hay duda, hemos llegado a nuestro tercer destino, pues esas conversaciones con frases rápidas, tonos particulares y palabras conjugadas singularmente son la esencia del acento con que el que se reconoce al ocañero en cualquier parte del mundo.

Según Luis Eduardo Páez, miembro de la Academia de Historia, ‘el ocañol’ se debe a quienes los habitaron hace 500 años. Ocaña fue el escenario de conversaciones entre centralistas y federalistas para intentar rescatar la Gran Colombia y reformar la constitución de Villa del Rosario de 1821. Este episodio fue denominado como la Gran Convención de Ocaña, y de este intento diplomático surgió la campaña de Bolívar bautizada como la ‘Admirable’.

Desde aquel día, comunidades europeas de Italia, Francia y Gran Bretaña llegaron hasta allí, así como intelectuales de la época de otras regiones de Colombia. Para el historiador, toda esta mezcla de lenguajes, idiomas y sonidos dieron como resultado esta manera auténtica de comunicarse, en una población que apenas empezaba a construir su identidad.

A la jerga de los ocañeros han llegado palabras como ‘pegote’, que es la forma como decidieron llamarle a los ‘chinches’; ‘calabazos’, ‘chinos’ o como los conocemos naturalmente en el resto del país, niños. Y así vocablos como ‘bo’ para decir de manera abreviada ‘bobo’, también se han escrito en este nuevo diccionario que les pertenece solo a ellos.

Fredy Trillos es el autor del libro ‘El ocañol’, y agrega que estas expresiones también tienen relación con la colonia española, pero hace una precisión que es crucial para entender por qué, pese al paso de los años, se conserva y se alimenta diariamente por las nuevas generaciones. “Por tratarse de un territorio ubicado entre montañas, rodeado por relieve, sus habitantes nativos siempre han permanecido allí”, explica.

´El Ocañol` tiene algo del tono costeño que llegó desde el César por Gamarra y Río de Oro, palabras y vocablos muy similares al español del País Vasco, y ese ritmo cantado que se conserva en los santanderes, norte y sur, pese a su separación política.

Lo cierto es que en esta tierra prodigiosa donde se erigió La Columna de la Libertad, único monumento que conmemora la entrada en vigencia de la Ley de abolición de la esclavitud en el país, se jactan de su acento y sus modismos, a tal punto que lo convirtieron en un idioma.

Ocaña está ubicada a 87 kilómetros de Aguachica, una hora y media de recorrido por carretera. Espacio y tiempo en el que el paisaje colombiano nos deja ver en colores, la diversidad de la que se habla en libros e historias. Pero para darles una pista de cómo pueden ubicarla, uno de sus escritores, Freddy Trillos, nos dice que “Ocaña termina donde ya no se siente el olor de la hoja de plátano, en el fogón de leña asando las arepas”.

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