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Perros guías: compañeros de camino y amigos de vida

Estos caninos juegan un papel fundamental en el acompañamiento a personas en situación de discapacidad visual.

Por: Jefferson Ramírez

Guiar por un camino seguro a una persona en condición de discapacidad visual es una de las funciones que aprenden los caninos que ejercen como perros guías, pero no es el único rol que desempeñan. Desde pequeños, organizaciones como la Fundación Colombiana del Perro Guía Vishnú del Cypress los adiestra integralmente para que, recompensados con cuidado, caricias y galletas, presten un servicio fundamental a esta población.

Según Juan Carlos Guerrero, instructor de perros guías de Vishnú Del Cypress, la fundación adiestra en el país únicamente a caninos de razas Labrador Retriever y Golden Retriever, dado que son los más aptos para prestar este servicio.

“Llevamos aproximadamente 19 años. Ya son más de 300 perros donados. Hemos tenido también la posibilidad de ayudar a personas extranjeras, por ejemplo, personas de Argentina y Perú”, explica.

El proceso del entrenamiento se compone de una unidad funcional (perro - adiestrador), que se divide en distintas fases: adaptación, adiestramiento definido, selección del usuario, acoplamiento y, finalmente, seguimiento y asesoramiento.

La primera fase es fundamental para el comportamiento del cachorro. En esa etapa se le acostumbra a situaciones, ruidos y objetos comunes, generando un nivel de obediencia básico. Aprende a no ser destructivo, asimila caminar con correa, a no tensionarla y a ubicarse al lado izquierdo del usuario.

En la siguiente etapa, recibe inducción específica para ser perro guía: caminar en línea recta, esquivar bolardos, huecos y demás obstáculos, subir escalones y guiar al usuario por el mejor camino posible.

“En el entrenamiento todo es utilizado con técnicas muy amables. Son trabajos que a los perros les gusta: a ellos les encanta la calle, pasear y, en este caso, lo hacen mientras ayudan a una persona”, indica Guerrero.

En esta fase, el entrenador instruye al animal bajo las condiciones y posibles situaciones que pueda enfrentar en un futuro, junto a la persona en condición de discapacidad visual. También empieza a utilizar el arnés, objeto que, aparte de servir para identificarlo como perro guía, indica cuando está prestando el servicio y cuando no.

“Mi perra guía, Kiara, lleva un arnés y sujeto a él lleva un asa. El arnés la identifica como animal de servicio que va a empezar a guiarme. Del asa me sujeto, y siento todas las señales que ella me transmite para caminar. Señales como si vamos a evadir un obstáculo a la izquierda, a la derecha, si vamos a subir o a bajar escaleras, entre otras”, explica Juan Pablo Mayo, contador público y persona en situación de discapacidad visual.

“Yo le doy señales por medio de la correa. Ella me guía y evade los obstáculos por mí, pero soy yo quien le dice hacia dónde vamos: si al norte, al sur, oriente u occidente”, agrega Mayo.

Una vez entrenados, la fundación Vishnú del Cypress hace un proceso de selección de las personas en condición de discapacidad visual que se verán beneficiadas de la donación de los caninos. Por ejemplo, un ítem obligatorio es que se les vea el gusto por los animales y, una vez hecha la entrega, que garanticen el cuidado óptimo del animal.

Usuario y perro guía inician un proceso de acoplamiento de la mano del entrenador en el centro de adiestramiento de la fundación, ubicado en Bogotá. En este espacio, durante un mes, se le capacita en las pautas para el manejo y entendimiento adecuado con el cachorro.

“Yo creo que a medida que uno se va acomodando a ellos, va adquiriendo una mejor sincronía en la movilidad. A tal punto que, de pronto, las personas dudan que uno sea totalmente invidente”, relata Carlos Andrés Montoya, quien ha tenido acompañamiento de perro guía desde hace más de 10 años.

“Tener una perra guía ha sido una oportunidad para acceder a una movilidad con seguridad y con tranquilidad. Es una gran ayuda para las personas en condición de discapacidad visual, una opción de vida con la que puedes tener muchas facilidades teniendo en cuenta que, como ser vivo, ella tiene la capacidad de memorizar y de percibir cosas que, de pronto, uno con el bastón no puede”, comenta Montoya.

Aparte de reconocer y evadir obstáculos a nivel del suelo o en el aire, ellos están capacitados para encontrar la mejor alternativa de paso en espacios cerrados, buscar puertas de acceso y asientos libres en el transporte público. Mientras tienen puesto el arnés, por ley están autorizados a ingresar y permanecer en edificaciones públicas o privadas, así como en el espacio público y en sistemas de transporte masivo, colectivo o individual.

Los perros guías también están capacitados para ubicarse bajo el asiento en el que esté su amo -el líder de su manada- ya sea un pupitre de un salón de clases, una banca en un parque o un asiento de un bus del transporte público.

Estos caninos pueden jugar, correr y tener interacciones con los demás como cualquier otro perro. Sin embargo, cuando tienen puesto el arnés y están ejerciendo su rol, es fundamental que las personas no las distraigan llamándolas, ofreciéndoles comida, acariciándolas o queriendo jugar con ellas. Como cualquier otro perro, reaccionan bien ante las muestras de cariño y van a querer que las consientan, pero, al ir guiando a la persona en situación de discapacidad visual, una distracción pequeña puede significar un accidente para ambos.

Los Labrador Retriever y Golden Retriever son bastante inteligentes y cumplen muy bien su función de guiar, aunque esto lo hacen únicamente cuando tienen puesto el arnés. “Aparte de ser un perro de servicio, Kiara también es una mascota. En los momentos que no me está guiando ella juega, corre, salta, vamos al parque, juega con otros perros”, relata Juan Pablo Mayo.

“Kiara llegó a mi vida hace tres años y medio. Llegó para cambiar mi vida para bien. Es una compañera muy fiel. Siempre está a mi lado. Simplemente, es un ángel de cuatro patas”, asegura.

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