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Vetas, un pueblo de tradición minera en Santander

Los habitantes de este municipio quieren seguir disfrutando del ‘pueblo pesebre de Santander’ y le reclaman al Gobierno Nacional que no los dejen sin su vocación minera, que ha pasado de generación en generación desde hace 400 años.

Por: Diego Suárez - Radio Nacional Santander

Sonríe, habla con la tranquilidad de sus 78 años, me escucha, me tiende la mano, me invita a sentarme, pero no me ve, al menos con sus ojos. Es José Eligio Delgado, un hombre con corazón y alma de minero. Nació, creció, vive y dice que quiere morir en Vetas, el municipio más alto del país, a 3.350 metros más cerca de las estrellas.

Este hombre amable, dicharachero y consentidor de sus nietos, formó a su familia alrededor de la extracción del oro y la plata, como el resto de los habitantes del municipio, un pequeño pueblo al oriente de Santander, a donde se puede llegar tomando un desvío desde el corregimiento de Berlín en la vía que une a Bucaramanga con Pamplona (Norte de Santander) o por California saliendo por la ruta al mar.

“Trabajé en la mina La Tosca desde los 16 años casi hasta los 30, pero sufrí un accidente cuando me golpeó una piedra en la cabeza y ya no volví más, porque quedé ciego por un tumor que me apareció. Luego me puse a negociar y después montamos la tiendita”, cuenta.

Foto: Diego Suárez

Acaba de entrar a su casa luego de sentarse un rato en la esquina del parque principal, a donde sale casi todos los días a conversar con sus amigos, también antiguos mineros. La llovizna que empieza a caer en el pueblo da por terminada la charla y una de sus hijas lo trae de vuelta a su casa. Se quita su ruana y permanece con un buzo y unos guantes que le ayudan a soportar los 12 grados de esa tarde.

“Salgo al parque, voy a caminar por algunos lados, me pongo a hablar con los amigos. Acá en Vetas es muy tranquilo todo. El trabajo en la mina es bonito porque uno vive siempre con platica”. Me ofrece un tinto y un trago de aguardiente para contrarrestar la baja temperatura. Insiste en que los combine porque “el minero si no bebe no topa oro” y suelta una carcajada.

Ana Mercedes Villamizar lo mira con ternura y sonríe. Ella es la mujer de su vida. Él no la ve pero sabe que está ahí, como siempre. Desde hace 56 años le celebra sus dichos y ocurrencias, y se convirtió en su principal apoyo. “Dios quiera que el Gobierno nos deje seguir con la minería porque acá todos dependemos de esa actividad”. Su preocupación se refiere a los comentarios entre sus paisanos sobre el aumento del perímetro protegido que podría tener el páramo de Santurbán, lo que limitaría la extracción del oro.

“No tomamos oro, sino agua”

A escasos 20 metros de la tienda, Donaldo Suárez, un hombre de 57 años, se muestra preocupado. Dice que en Vetas hay mucha gente desocupada. “Tenemos una tradición minera, todo el pueblo vive de eso. Ahora me toca rebuscarme porque casi todas las mineras se han acabado porque estaban en la línea de páramo y ya no pueden desarrollar esa actividad”, señala.

Asegura que le inquieta el futuro de los mineros artesanales con la posibilidad de que lleguen nuevos proyectos de explotación a gran escala. “Las grandes maquinarias que se utilizan perforan las rocas y van a acabar el agua, oro puede haber, pero oro no tomamos, sino agua. O cómo se baña usted”.

Foto: Diego Suárez

El anuncio de la llegada de la empresa Minesa que pese a manifestar de forma reiterada que trabajarán de la mano con los mineros artesanales, no deja de generar incertidumbre en Donaldo y muchos hombres que han dedicado su vida a romper la tierra para sacar sus riquezas minerales. “Uno a esta edad y sin estudio esas empresas no le dan trabajo y yo tengo tres hijos, incluso uno de ellos también trabaja en la minería”, cuenta.

“Nos quieren borrar de un plumazo desde Bogotá”

Uno de los más preocupados por la incertidumbre frente al futuro de la explotación minera, es el alcalde de Vetas, Orlando Rodríguez. Asegura que de continuar cerrándose el cerco por parte del Gobierno Nacional sobre el territorio que se puede explotar, no solo en lo minero, sino en lo agropecuario, el futuro del pequeño municipio será tan nublado como la tarde lluviosa que hace más frío su clima.

“Si aumentan la línea de páramo vamos a desaparecer como territorio, en gente, en área productiva, en todo. Nos están eliminando de un solo plumazo pero lo peor es que es desde un escritorio en Bogotá, sin conocer nuestra idiosincrasia, nuestra economía, nuestro medio ambiente. Somos 2 mil habitantes y de la minería vivimos 2 mil habitantes”, sentencia el mandatario al señalar que hoy tiene un desempleo que ronda el 80 por ciento, tan elevado como su ubicación geográfica.

Foto: Diego Suárez

Por ahora, los vetanos quieren seguir disfrutando del ‘pueblo pesebre de Santander’ y le reclaman al Gobierno Nacional que no los dejen sin su vocación minera, que ha pasado de generación en generación desde hace 400 años. Advierten que son los primeros defensores del agua y los mejores vecinos del páramo de Santurbán.

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