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Juegos de la Orinoquía y de la Amazonía, encuentro de sabedores

Este es un espacio de integración y reconocimiento a través del deporte.

Por: Alejandro Pesca Bedoya

Sin importar el continente, la etnia o el idioma, las expresiones deportivas están presentes a lo largo de la historia de la humanidad. Hacen parte de las dinámicas de relacionamiento de las personas con su entorno. En los Juegos de la Orinoquía y de la Amazonía, las culturas indígenas de nuestro país cuentan con un espacio de integración y reconocimiento a través del deporte. 960 deportistas provenientes de nueve departamentos del país se dieron cita en Mocoa, Villagarzón y Puerto Caicedo.

La Orinoquía colombiana está integrada por los departamentos de Arauca, Meta, Vichada y Casanare. Mientras que la Amazonía está conformada por Vaupés, Guainía, Guaviare, Amazonas, sur del Meta y Putumayo. Ambas regiones son reconocidas por su biodiversidad y la naturaleza única de sus ecosistemas. Las comunidades indígenas presentes en estos territorios cumplen un papel fundamental en la conservación de los recursos que posee la Amazonía y la Orinoquía colombiana.

Además de los deportes convencionales como atletismo, baloncesto, fútbol de salón y ciclismo, entre otros; los Juegos de la Orinoquía y de la Amazonía -que se realizan dando cumplimiento a la Ley 1578 de 2012-, contaron en su programación con deportes de componente ancestral. Canotaje, tiro con arco, tiro con cerbatana, natación en aguas abiertas y danza indígena, propician el encuentro y reconocimiento de las comunidades que habitan estas dos regiones del país. Son deportes que hacen parte de su cotidianidad.

Así lo afirma Gina Perafán, participante por el resguardo indígena ‘La Fuga’ en el departamento del Guaviare: “Siempre practicamos deporte para compartir, se afianzan lazos con los demás integrantes de la comunidad. Lo hacemos como integración”. Para estas comunidades el deporte trasciende la parte competitiva y se convierte en parte fundamental de la supervivencia “En nuestra comunidad los niños aprenden a nadar desde los cinco años o antes, es algo que se les enseña para que puedan sobrevivir en los caños que hay en nuestro territorio”, agrega la joven deportista que compitió en aguas abiertas, en el río San Juan.

Para poder participar en las competencias ancestrales, era requisito pertenecer a una comunidad indígena y para los deportes de conjunto debían estar presentes por lo menos dos jugadores indígenas en el terreno de juego. Adicionalmente el 50% de los integrantes de cada una de las nueve delegaciones participantes, debía ser indígena. Buscando la conservación de la cultura y las tradiciones ancestrales de las comunidades.

Uno de los aspectos más llamativos en las dinámicas de las competencias ancestrales, es la hermandad que se percibe entre las comunidades indígenas. Más que rivales o adversarios, se perciben entre ellos como hermanos, se ayudan entre sí, no hay comportamientos egoístas, ni cánticos racistas -como puede suceder en otros deportes-.

Encuentro de sabedores

Una de las actividades que congregó más espectadores fue el Encuentro de Sabedores, una de las actividades de corte cultural programadas como parte de los Juegos de la Orinoquía y de la Amazonía.

Isnardo Leal es un sabedor indígena perteneciente al pueblo Macaguán, presente únicamente en el departamento de Arauca, distintos factores han reducido la población de esta etnia a menos de tres mil personas. Isnardo participó del encuentro de sabedores con una narración de los orígenes de la humanidad, y lo que según su cultura, debe hacer el ser humano para conservar el planeta.

Cada uno de los sabedores compartió enseñanzas y conocimientos que hacen parte de sus culturas. Los habitantes de Mocoa presentes en el Parque Santander, aplaudieron las palabras, los bailes y las muestras que demostraron la hermandad de los pueblos indígenas colombianos presentes en la Orinoquía y en la Amazonía.

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