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Historia en el Catatumbo: Balcones gradúa a sus primeros estudiantes de grado 11

La primera promoción de bachilleres en Balcones refleja cómo la educación rural avanza en el Catatumbo y abre oportunidades sin que los jóvenes abandonen su territorio.
Paula Amaya

La comunidad del corregimiento de Balcones, en el municipio de Convención, vivió un día que quedará marcado en su memoria colectiva. Por primera vez, su institución educativa rural celebró la graduación de estudiantes de grado 11, un hecho que no solo llena de orgullo a las familias campesinas, sino que también refleja un cambio estructural en la manera como la educación llega a los territorios más apartados del Catatumbo.

Este logro es el resultado de años de lucha de docentes, padres y líderes comunitarios que soñaron con que sus hijos pudieran terminar el bachillerato sin tener que desplazarse al casco urbano o a otros municipios. “Para nosotros como padres de familia, ver a nuestros hijos cruzar el escenario con el diploma en las manos no es solo un acto académico: es un símbolo de esperanza, permanencia y oportunidad”, así lo expresó Cesar Rodríguez, padre de familia de uno de los estudiantes de grado 11.

Pero esta historia local está conectada con un proceso mucho más grande que se viene consolidando silenciosamente en la región: la implementación de los Sistemas Integrados de Educación Media y Superior (SIMES). Gracias a esta estrategia, colegios rurales que durante décadas solo ofrecieron primaria o básica secundaria ahora pueden ampliar su cobertura y graduar a sus estudiantes hasta el grado 11.


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Este cambio significa mucho más de lo que se ve a simple vista. Significa que la educación deja de ser un privilegio urbano. Significa que los jóvenes ya no están obligados a abandonar su vereda para poder estudiar. Significa que los proyectos de vida pueden construirse desde el territorio, sin romper raíces, sin poner en riesgo su seguridad y sin sacrificar la estabilidad familiar.

A través del SIMES, la educación rural empieza a adaptarse a las realidades de cada comunidad. Por eso, en zonas como Balcones, los estudiantes no solo reciben clases tradicionales, sino que también acceden a modelos pedagógicos flexibles, formación técnica, y acompañamiento para continuar estudiando. Poco a poco, se están tejiendo rutas más claras que conectan la educación media con alternativas de estudio técnico y superior, algo que antes parecía imposible para muchos jóvenes del Catatumbo.

Además, este avance educativo tiene un impacto profundo en la construcción de paz. En una región golpeada históricamente por el conflicto armado, la falta de oportunidades ha sido terreno fértil para la violencia. Sin embargo, cuando un territorio fortalece su educación, también siembra estabilidad, protege a su juventud y abre caminos distintos a los que ofrece la guerra.

La primera promoción de grado 11 en Balcones es el reflejo de que la ruralidad del Catatumbo no está detenida: está avanzando. Con cada estudiante que logra graduarse en su propio corregimiento, se envía un mensaje poderoso: la educación es posible, la educación transforma y la educación dignifica.

Hoy, Balcones celebra, y con él, todo el Catatumbo. Porque este no es solo un triunfo local; es una muestra de que la región está construyendo un futuro distinto, uno donde la educación no llega tarde ni limitada, sino como una herramienta de vida, arraigo y paz.

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