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Iniciativas de mujer con habilidades únicas que hacen de Tumaco un remanso de paz

Mientras Nayla Segura encanta con la mazorca a la brasa, Matilde Castillo entrelaza en sus canastos la fibra de Rampira, Mery Hurtado luce a la moda con los turbantes.
Mujeres emprendedoras de Tumaco transforman la tradición en arte y sustento
Juan Miguel Narváez Eraso
Juan Miguel Narváez Erazo

Emprender es la consigna que identifica a las mujeres afrodescendientes de la costa pacífica nariñense y por eso, muchas de ellas cuentan con sus propias iniciativas en las que no solo demuestran sus habilidades creativas a través de las artesanías, sino también con el poderoso sabor de la cocina tradicional.

Una de ellas es Nayla Segura una joven madre de familia quien, en el centro del municipio de Tumaco se dedica a la venta de mazorca a la brasa. Aunque afirma que no son exorbitantes las ganancias que obtiene, precisa que su iniciativa es lo mejor que le ha pasado en la vida puesto que con ella obtiene los ingresos económicos necesarios para solventar las necesidades básicas de sus 2 pequeñas hijas.

Su jornada inicia a las 5:00 a. m. con la cocción de las mazorcas que a lo largo del día, ofrecerá al público entre las 8:00 de la mañana y las 5:00 p. m. Su materia prima la adquiere a una comerciante de cereales, frutas, verduras y hortalizas oriunda del municipio de Ipiales que en ‘La Perla del Pacífico nariñense’, suele frecuentar la plaza de mercado en el sector de la ‘Y’.

Nayla jamás olvidará aquel día en que inició su emprendimiento y por eso un año después recuerda con nostalgia y alegría aquellos instantes que la motivaron a iniciar su proyecto gastronómico. Hoy, cuenta con mucha felicidad que su emprendimiento conocido como ‘Los choclos de Nayla’, sigue encantando cada día más a muchos paladares.

Nayla Segura se siente orgullosa con su emprendimiento gastronómico.

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Rampira y guadua hechas arte

Cuando un manojo de fibra de Rampira o un trozo de guadua llegan a las manos de Matilde Castillo se convierten en verdaderas joyas de arte. Esta matrona quien la mayor parte de su vida la reside junto a sus nietos en el barrio Humberto Manzi, suspira cada vez que trae a su mente aquellos momentos en los que aprendió de su madre a tejer ese maleable material; que asegura, lo encuentra únicamente en las entrañas de la naturaleza.

Esta artesana de 87 años de edad empezó a darle forma a la Rampira cuando era quinceañera y por eso indica que esa bonita, pero dispendiosa labor nunca se le borrará de la memoria, puesto que la heredó de su madre. Desde 1953 hasta la fecha, ha elaborado más de 800 canastos que generalmente se utilizan para llevar el cacao y el pescado.

Pero los conocimientos heredados de sus padres no terminan allí, debido a que Matilde también aprendió a transformar la guadua para elaborar el tradicional guasá, instrumento musical de los pueblos afrodescendientes de características similares a las maracas.

Con este sonoro elemento cuyo interior contiene semillas de frutos silvestres, entona alegres arrullos y los más sentidos aires musicales de la cultura popular. En sus últimos 40 años de vida cultural, ha representado a su natal Tumaco en exposiciones artísticas que han tenido lugar en las ciudades de Esmeraldas (Ecuador), Buenaventura (Valle del Cauca) y Bogotá (Cundinamarca).

Mery Hurtado emprende con alegría cada vez que transformala tela en turbantes.

Turbantes, tradición

Mery Hurtado es otra emprendedora que en la confección de turbantes encontró una buena opción para desplegar su talento y creatividad. La elaboración de este tocado la aprendió autodidácticamente y con este oficio no solo obtiene algunos recursos económicos, sino que además difunde las costumbres de las comunidades afrodescendientes residentes en los municipios de Tumaco, Francisco Pizarro, El Charco, La Tola, Mosquera, Olaya Herrera y Santa Bárbara.

Para ella, cada color tiene un significado y por eso tiene bien claro que los turbantes se utilizan de acuerdo a la ocasión. Por ejemplo para asistir a una fiesta familiar, indica que lo ideal es lucir un tocado de flores o de alegres tonalidades.

Desde hace 8 años emprende en su vivienda transformando la tela, cuyos turbantes los confecciona bajo pedido. A la semana elabora 4 de ellos y son el rojo y el amarillo, los colores que más prefieren sus clientas.

A sus 50 años de edad, Mery afirma que la perseverancia es el secreto para emprender y alcanzar el éxito.

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