'El Castigo Dentro del Castigo': Retratos de la crisis carcelaria y la resistencia femenina en Quibdó
Hasta el próximo 27 de noviembre, los habitantes del Chocó tienen una cita con la realidad penitenciaria de su departamento en la Biblioteca Pública Arnoldo Palacios. Bajo el título 'El Castigo Dentro del Castigo', llega a la ciudad una muestra fotográfica que busca develar los estigmas que la sociedad ha construido alrededor de las mujeres privadas de la libertad y sus redes de cuidado.
La exposición, que incluye fotografía, textos, datos y una serie de podcast, nace de un proceso de trabajo con familiares en el Chocó, quienes son las verdaderas protagonistas de esta narrativa.
Contra el estigma
Angélica Beltrán, Coordinadora línea Mujeres en cárceles y libres de la Corporación Humanas, explica que la obra permite "alzar el velo" frente a narrativas comunes, como la idea de que las reclusas son "malas madres". Al contrario, la exposición revela una “contra narrativa”: muchas mujeres se vinculan a actividades delictivas precisamente para garantizar el cuidado y sustento de sus hijos y personas a cargo.
Sin embargo, la muestra aterriza en un contexto local crítico. Beltrán denuncia que desde hace un año y medio, tras el cierre del pabellón femenino del Centro Penitenciario Anayansi, no existe ningún espacio para mujeres en todo el departamento del Chocó.
La crisis se agudizó cuando 14 mujeres fueron trasladadas de la ciudad de Quibdó al Complejo Carcelario y Penitenciario con Alta y Media Seguridad de Medellín PEDREGAL. Según relata Beltrán, este traslado se ejecutó mediante un procedimiento cuestionable: "fue en medio de una visita familiar, ni las mujeres ni las familiares tenían la información... simplemente las tomaron del brazo, las montaron a un camión y al otro día aparecieron en una de las ciudades más grandes del país".
Este movimiento del INPEC, aunque buscaba mejorar la infraestructura, terminó vulnerando derechos fundamentales como la salud y el arraigo territorial. “Las mujeres chocoanas, mayoritariamente afrodescendientes, quedaron expuestas a episodios de racismo en un entorno con lógicas muy diferentes y el traslado conlleva un gran desarraigo, lo cual es un factor comprobado de vulnerabilidad que aumenta el riesgo de reincidencia al romper las redes de apoyo”, agregó la Coordinadora línea Mujeres en cárceles y libres.
Actualmente, además de las trasladadas, en Quibdó permanecen cerca de 50 mujeres en detención domiciliaria, lo que hace vigente la necesidad de trabajar en políticas públicas locales.
Hacia una Justicia Restaurativa
En el marco de la exposición, Ana María Pedraza, líder del equipo de utilidad pública de la Dirección de Política Criminal y Penitenciaria del Ministerio de Justicia, destaca la importancia de mirar hacia las redes de cuidado.
Pedraza reconoce que la justicia restaurativa ha tenido poca acogida socialmente porque "siempre hemos pensado que la justicia retributiva es el único camino" y se suele confundir lo restaurativo con impunidad. No obstante, el Ministerio impulsa la Ley de Utilidad Pública como una forma de "pensarnos distinto la forma de retribuir" el daño, devolviendo algo a la comunidad en lugar de centrarse solo en el castigo.
"Este escenario es una gran entrada para que las personas que tienen a un familiar privado de la libertad... puedan conocer cuáles son las rutas y quiénes están trabajando alrededor de ellos", afirmó Pedraza.
Para las familias interesadas en la Ley de Utilidad Pública o asesoría jurídica, la funcionaria señaló la ruta a través de la Defensoría del Pueblo o el correo utilidadpublica@minjusticia.gov.co para evaluar si sus casos cumplen los requisitos.
La voz de las familias
La exposición es, finalmente, un espacio de catarsis y reivindicación para quienes quedan fuera de las rejas. Amy Benítez, integrante de la Red de Familiares de Privadas de la Libertad, hace un llamado a la empatía: "Detrás de cada rostro que está fuera de las rejas, hay cargas emocionales, hay muchas preocupaciones que muchas veces no se visibilizan".
Benítez invita a los organismos nacionales e internacionales a reflexionar y "echar más de ver" a estas personas, recordando que tanto las reclusas como sus familias son seres humanos que sufren una carga pesada.