El déficit de árboles en Bogotá pone en riesgo la calidad ambiental de la ciudad
La capital del país cuenta con un importante patrimonio ambiental que comprende la cadena montañosa de los Cerros Orientales, el ecosistema de sabana, los humedales, el área de páramo, más de diez lagos en medio de la “ciudad construida” y la cuenca hidrográfica del río Bogotá.
La calidad de vida urbana requiere de políticas públicas enfocadas en generar entornos saludables para las personas. Algunas de estas políticas comprenden actividades que pueden ser sencillas, pero que tienen importantes efectos sobre el medio ambiente de las ciudades, que se van haciendo imprescindibles a medida que estas crecen en población y extensión.
Los árboles en las ciudades cumplen funciones en cuanto a la calidad del aire, lo cual es muy necesario porque en los entornos urbanos se concentran las emisiones generadas por las actividades económicas y por la combustión de los vehículos. También cumplen funciones de regulación térmica, haciendo los ambientes más frescos ante los rayos del sol. Igualmente, son el hábitat de diversas poblaciones de animales y facilitan la alimentación y el tránsito de especies migratorias.
El caso del arbolado de Bogotá es un punto clave de la calidad ambiental de la ciudad, teniendo en cuenta que la capital tiene aproximadamente 500 kms. cuadrados de extensión en la parte urbana y 1300 kms. en el perímetro rural – natural, que albergan en la actualidad a casi ocho millones de personas. Ambas áreas requieren atención, considerando sus características.
Bogotá tiene pocos árboles y frecuentemente se sacrifican por cuenta de la expansión e infraestructura de la ciudad
A pesar de que la ciudad cuenta con el Manual de Silvicultura Urbana, publicado en 2011 y con el Plan Distrital de Silvicultura urbana, Zonas Verdes y Jardinería para Bogotá D.C. 2019-2030, estos instrumentos no han sido suficientes para desarrollar un programa de arborización acorde con la realidad ambiental de la capital.
En el estudio “Evaluación del modelo de compensación y seguimiento por tala de árboles en el Distrito capital” realizado por el investigador Laurenst Rojas Velandia de la Maestría en Gobierno Urbano de la Universidad Nacional, se encontró que a la ciudad le faltan 1,2 millones de árboles, para cumplir el mínimo estándar de un árbol por cada 3 habitantes, como lo establece la Organización Mundial de la Salud, OMS.
Para que esto se cumpliera, Bogotá debería tener 2,7 millones de árboles. La Secretaría Distrital de Ambiente informó el pasado mes de abril que en el 2024 se habían sembrado más de 105 mil nuevos árboles, pero principalmente en las áreas rurales-naturales.
La cifra es baja comparada con la necesidad estimada de árboles ya crecidos, más aún, teniendo presente que en corredores como la Avenida 68, la Avenida Primero de Mayo y la Calle Octava Sur, se autorizaron talas y traslados, cuya compensación no se planificó de forma anticipada a las obras de infraestructura en estas vías.
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Adicionalmente, hay localidades que tienen una seria desventaja, que son las que se encuentran al suroccidente, lejos de los cerros, como Bosa, Kennedy y Tunjuelito. En algunas de estas zonas de la ciudad se tiene un solo árbol por cada 7 habitantes.
En el Sistema de Información para la Gestión del Arbolado Urbano de Bogotá, SIGAU, a cargo del Jardín Botánico José Celestino Mutis, se encuentra el Mapa interactivo del arbolado urbano en Bogotá, en el que se pueden observar las diferencias por localidades, corroborando que hay áreas donde es preocupante la ausencia de árboles.
La situación puede llegar a ser crítica, puesto que en el estudio de la Universidad Nacional se identificó que los árboles que se talaron o trasladaron en las localidades de Kennedy, Suba y Engativá, fueron reemplazados o reubicados en zonas periféricas de Usme y Sumapaz, por lo que estas acciones no comprenden estrictamente como una compensación, sino más bien, como una redistribución del arbolado, dejando las zonas afectadas con menos árboles, sin posibilidad de recuperar los beneficios ambientales que tenían con los que les fueron retirados.
Los traslados y reemplazos de árboles no son suficientes para dar una solución de fondo a la problemática
En la reciente planificación de la ciudad, no se ha logrado concretar una sólida estrategia para fortalecer el arbolado urbano. Antes bien, la construcción de obras de movilidad ha afectado la cantidad de árboles, con medidas de compensación insuficientes.
En el estudio de la Universidad Nacional se plantea que existen vacíos en la información que limitan poder dar seguimiento a las acciones de compensación que debe cumplir el distrito toda vez que se autorizan y ejecutan talas y traslados, porque los datos actualizados permiten enfocar las estrategias de arborización y orientar la participación de la ciudadanía.
Sin embargo, también se señala, que no solo se trata de atender las cifras de árboles por compensar y los nuevos que se necesitan para alcanzar las cantidades mínimas para el tamaño de la ciudad, sino que principalmente, se deben respetar las relaciones ecológicas en los territorios.
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Esto es fundamental, porque una política pública efectiva no debe limitarse a unidades sembradas y trasladadas, sino al desarrollo de una perspectiva ecológica comprometida con la calidad ambiental de las ciudades, como un factor básico del bienestar integral de las comunidades, pues el entorno no es sólo un espacio físico, sino que también es el escenario de lo social.
Las siembras de nuevos árboles implican un tiempo de espera para que estos puedan alcanzar los beneficios ambientales que se pierden con las talas de árboles antiguos. Además, no siempre se tienen en cuenta las zonas más afectadas para ubicarlos y que efectivamente se dé la compensación ambiental en los lugares que la necesitan.
De igual modo, hace falta profundizar sobre la relación de especies invasoras según la cantidad de árboles nativos, pues es necesario disponer de información oficial frente a esta distinción, de modo que las políticas distritales puedan utilizar los datos para ajustar las decisiones sobre el arbolado en la ciudad.