La JEP recupera siete víctimas en La Escombrera y avanza en búsqueda de más cuerpos en Medellín
El Grupo de Apoyo Técnico Forense de la JEP confirmó la recuperación de restos óseos que corresponderían a otra víctima de desaparición forzada en el polígono de La Escombrera, en Medellín. Con este hallazgo, asciende a siete el número de cuerpos exhumados desde diciembre de 2024.
Las labores se desarrollan en la zona ampliada por la Sección de Ausencia de Reconocimiento de Verdad en abril de este año, bajo medida cautelar, y a pocos metros de donde fueron encontrados los seis primeros cuerpos. Entre julio de 2024 y septiembre de 2025 se han removido más de 56.000 metros cúbicos de tierra, con acompañamiento de familiares buscadores y organizaciones sociales como Mujeres Caminando por la Verdad y la Corporación Jurídica Libertad.
Del total de víctimas, cuatro ya fueron identificadas y entregadas a sus familias, mientras que otras permanecen en análisis en el Instituto Nacional de Medicina Legal. En un año, los cuerpos de investigación han hallado 7 cuerpos, las capas excavadas corresponden al periodo en el que se llevó a cabo la Operación Orión.
La JEP exhumó un séptimo cuerpo que correspondería a otra víctima de desaparición forzada en la Comuna 13 de Medellín, en la zona protegida con medida cautelar.
Este nuevo hallazgo confirma la denominación de este lugar como fosa común.
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La Escombrera, símbolo de la desaparición forzada
La Escombrera, un predio usado durante años como botadero, se convirtió en sinónimo de horror desde que organizaciones de derechos humanos denunciaron que allí habrían sido enterrados clandestinamente decenas, e incluso cientos, de desaparecidos de la Comuna 13.
El señalamiento tomó fuerza tras la Operación Orión, desplegada en octubre de 2002 bajo el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, que fue la mayor intervención militar urbana de la historia reciente de Colombia. En el operativo participaron Ejército, Policía y Fuerza Aérea, con el apoyo de grupos paramilitares que se disputaban el control del territorio con las guerrillas.
Aunque se presentó como una operación contra insurgentes, múltiples informes del Centro Nacional de Memoria Histórica, la Defensoría del Pueblo y la propia Comisión Interamericana de Derechos Humanos han documentado que estuvo acompañada de graves violaciones a los derechos humanos, entre ellas ejecuciones extrajudiciales, detenciones masivas y desapariciones forzadas. Desde entonces, La Escombrera ha sido señalada como posible destino de las víctimas.
La voz de las familias y el significado histórico
Durante más de dos décadas, las familias buscadoras mantuvieron vigilia en el lugar, pese al silencio institucional. La insistencia de las organizaciones de víctimas permitió que en 2015 se iniciaran los primeros trabajos de exploración, aunque sin mayores resultados. Solo con la llegada de la JEP, en 2024, se ordenó una intervención judicial con carácter estructural.
El hallazgo de siete cuerpos en menos de un año constituye la primera evidencia material que confirma las denuncias históricas de la comunidad y consolida a La Escombrera como uno de los escenarios de desaparición forzada más representativos del conflicto armado.
Justicia, verdad y memoria
La excavación actual se centra en capas de suelo correspondientes al año 2002, periodo en el que se ejecutó la Operación Orión. La JEP ha documentado que entre 2001 y 2004 se realizaron al menos 34 operaciones militares en la Comuna 13, en medio de una confrontación entre guerrillas, paramilitares y fuerza pública.
La recuperación de cuerpos no solo busca brindar sepultura digna a las víctimas, sino también aportar pruebas para esclarecer responsabilidades en crímenes de lesa humanidad. Las organizaciones de víctimas insisten en que detrás de La Escombrera no solo está la violencia de los grupos ilegales, sino también la acción y omisión de agentes del Estado.
Una herida abierta en Medellín
Cada hallazgo en La Escombrera remueve la memoria de Medellín y del país entero. Para los familiares, constituye un paso hacia la verdad; para la justicia, una obligación frente a la magnitud de la desaparición forzada en Colombia, que según el Registro Único de Víctimas supera las 200 mil personas.
La JEP ha reiterado que continuará con las excavaciones hasta agotar las posibilidades de localización. Entretanto, La Escombrera se confirma como símbolo doloroso de la guerra, de la resistencia de las familias buscadoras y de la deuda histórica del Estado con las víctimas de la Comuna 13.
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