Pero a propósito del mito afrodisíaco y suplemento vitamínico para los enfermos que supone el consumo de los testículos del toro, más conocidos como criadillas, en la ciudad resultó toda una odisea y un tabú siquiera mencionarlo.
Al preguntarles a varias personas si conocían este producto, muchos no quisieron responder, otros contestaban con evasivas, hasta que por fin uno que otro “osado nos contó sus experiencias con esta preparación:
“Ese es el caldo del viril del toro. En Ibagué hay un lugar donde lo venden enlatado, también lo cocinan en una olla pitadora, lo venden picadito, es muy alimenticio y delicioso; sirve para la energía, lo pone a uno muy bien, como un tiro .
Para no guiarme por percepciones ajenas, sino probar en cabeza propia esa sobredosis de vitalidad que supone un buen plato de caldo, salí a comprar las criadillas por todo el centro de Manizales. Sin embargo, después de entrar a varios supermercados, por fin en un expendio de carnes me explicaron que solo se consiguen en la Plaza de Mercado.
“El Invima ya no las deja sacar de la Central de sacrificio. Esa carne no la vendemos aquí porque es un producto de desecho, no es carne de primera, pero sí las preguntan mucho porque dan vigor por el contenido de espermas del toro, para conseguirlas se debe bajar hasta el sótano de la Galería .
Siguiendo el consejo de los conocedores fui hasta el Pabellón de Carnes, pero al preguntar por las criadillas, aún allí, este producto está rodeado de todo un misterio. Conversando con expendedores de carne que llevan años en el sector, entre don Diego, don Raúl y don Hernán, ninguno dio explicación:
“Eso es muy escaso aquí, pregúntele al señor de enseguida .
“Es que las criadillas no las traen acá, yo sí he visto que las sacan del matadero, pero lo que llega son los viriles del toro, aunque por ahora no hay .
Sin embargo, don Raúl se animó a realizar una descripción de cómo se ven las criadillas:
“Un testículo pesa por ahí media libra o sea que ambas pueden estar alrededor de medio kilo o un poco más, depende del tamaño del animal, la criadilla viene pegada al lado del corte que denominan falda.
Para consumirla se le quita un cascaroncito que tiene por encima y se come solo la miel que tiene por dentro, es como una almendra de consistencia blanda que viene envuelta en una membrana y ahí dentro está la criadilla.
Para una persona el caldo necesita dos criadillas, porque al cocinarlas se vuelven pequeñitas, y para el jugo se licuan crudas .
Al continuar la búsqueda para probar el caldo varias personas me condujeron a la cocina de Doña Miriam, ella las prepara pero solo por encargo, aunque ante mi insistencia decide dejarme probar:
“Las criadillas están muy escasas, solo tengo un platico pero ya está encargado, si quiere le vendo en un pocillo .
Mientras se calienta, doña Miriam nos cuenta que tipo de clientela viene a comprar este producto:
“Aquí viene mucha gente a comprar para personas que están reducidas a la cama porque es muy bueno para el cerebro, también para los niños que tienen la carita amarilla, sirve para muchas enfermedades, vienen señoras que no pueden tener hijos, niñas que quieren quedar en embarazo, y claro, los señores que están mal de la impotencia, y yo creo que sí funciona porque siempre vuelven por más .
Una vez servido el caldo, lo tomé con un poco de prevención, pero ya que a petición mía doña Miriam le agregó mucho cilantro, parecía más una sopa de verduras. Y aunque un poco grasosa, de sabor me pareció agradable, como cualquier caldo con papa, con pequeños pedacitos de carne desleída.
Y aunque no pude tomar más que un pocillo tintero, sí me pareció reconfortante pero no al punto de sentirme con una vitalidad desbordada, tal vez para obtener este efecto se necesite, como dijo don Raúl, un plato entero con dos criadillas o un buen vaso de jugo.