Por: Andrea Cardona
Teresa Marulanda es cafetera desde hace 30 años, tiene una finca de cinco cuadras en zona rural del municipio de Villamaría (Caldas) y asegura que para este año la situación del gremio es crítica por la caída del precio del café y los altos costos que representan la producción.
La caficultora cuenta en su finca con dos trabajadores permanentes. Dice que se necesita un precio fijo para el café, que garantice la sostenibilidad de sus cultivos.
“Si uno hace cuentas, un salario mínimo de un trabajador vale 800 mil pesos, más 300 mil pesos de la seguridad social. Súmele servicios y el concentrado de los perros, y hay épocas donde usted no coge ni un grano”., asegura.

Sin embargo, el problema no es de unos pocos productores, pues de acuerdo con el Comité de Cafeteros de Caldas, esta situación la viven cerca de 36 mil familias cafeteras del departamento, quienes argumentan los mismos cuestionamientos: caída de los precios y baja producción.
Según el director del Comité de Cafeteros de Caldas, Marcelo Salazar, la mitaca o traviesa, como se denomina a la cosecha, cayó este año en un 20 por ciento, lo que representa una reducción en las ganancias para los cafeteros, asociada a los altos costos de producción.
“La caída de los precios del café en la Bolsa de Nueva York y el bajo precio del dólar nos tienen en dificultades. Estamos fluctuando alrededor de los 2 mil 700 pesos y el precio interno de la carga de café está en promedio por debajo de los 700 mil pesos, que no cubren los costos de producción de los cafeteros”.
Desde el Comité estiman que la producción de Caldas para el primer semestre de este año caerá en un 30 por ciento, lo que representaría una recolección de 280 mil sacos, frente a los 400 mil que son la meta semestral que le aporta el departamento a la producción nacional.
Producción a pérdidas
A los caficultores de la región les toca buscar soluciones alternas y diversificar sus cultivos. Es por esta situación que se volvió normal ver, junto a los palos de café, cultivos como plátano, banano y otros productos.
En el caso del cafetero Hersivian Quintero, le dejó a su padre la administración de su finca de dos hectáreas y se dedicó a la construcción para sobrevivir.
“No puedo dejar acabar la finca, por eso toca buscar alternativas. Tengo cultivos de plátano y decidí trabajar en construcción, pero sí conozco a otros cafeteros que han tenido que vender sus tierras. Los insumos para producir café cuestan más que los bultos que vendemos”, cuestionó.
Quintero asegura que los químicos que usan para controlar la plaga, conocida como la broca, afectan la calidad del grano y le dan menos plata si lleva a las cooperativas un café afectado.

“Pese a la florecida que tiene el café, la producción es bajita y aunque digan que es por alguna helada o el clima, yo digo que es por los insumos que usamos para acabar con la broca”, sostiene.
En la Cooperativa de Caficultores de Manizales, una de las 33 que hay en el país, hay 4 mil caficultores asociados de 11 municipios de Caldas. Manuel Villegas González, su gerente, dice que la intención de la cooperativa es comprar la mayor cantidad de café por encima de los 23 millones de kilos por año, aunque en el 2017 lograron comparar 8 millones de kilos por la baja producción.
“Pensamos que este año la cosecha se puede comportar similar a las cifras del año pasado. Nosotros procuramos pagarles a los cafeteros lo que más se pueda por la carga, con un precio justo de acuerdo con el valor que paga el mercado. Una de nuestras funciones es garantizar la compra para los cafeteros”.
A estas dificultades se les suma el clima, que también es determinante para los cultivos. Según Marcelo Salazar, presidente del Comité Departamental, en enero de este año se registraron lluvias con unos niveles de más de 200 milímetros, respecto a los 50 o 60 que corresponden a los históricos, lo que podría afectar la cosecha del segundo semestre.
El directivo explicó que se busca apoyo del Gobierno Nacional para superar la crisis y además dice que ya se están implementado medidas económicas.

“Los cafeteros hemos aprendido a sobrepasar los momentos de crisis. Nos apoyamos en cultivos alternativos, financiación de fertilizantes a través de las cooperativas de caficultores y estamos pendientes de unos incentivos a la renovación de cafetales con recursos del Gobierno y del Fondo Nacional del Café”.
Para menguar un poco la crisis del sector, el Ministerio de Hacienda destinó alrededor de 24 mil 300 millones de pesos para que los caficultores puedan renovar sus cultivos y aumente la producción.
Si bien es un aporte, los caficultores, y la propia Federación Nacional de Cafeteros, insisten en que los recursos servirán para menguar un poco las dificultades, pero no dan un panorama que permita soluciones de fondo para este sector de la economía.