Por: Lizeth García Bejarano
Jesús María, en el departamento de Santander, es tierra de delicias gastronómicas. Por eso el coplero dice:
Me gustan las panelitas
De allá de Jesús María
Los bizcochos de cristales
Y los quesos de Aguafría
Los copleros de tierras jesusmarienses son hombres de sabiduría, manos afectuosas y corazones llenos de amor por sus raíces y costumbres. Entre ellos están Héctor Barbosa, que además es sociólogo de la Universidad Nacional, y Amílcar Ardila, gestor cultural, casi un patrimonio viviente de Jesús María, y es quien ha organizado la mayoría de los Festivales del Moño.
Para ambos, el moño es un juego coreográfico con tres componentes esenciales: música, danza y copla. "Si falta alguno de los tres no hay moño", insisten. En estas tierras es común decir:
Se baila lo que es el moño
En el sur de Santander
También en otras regiones
Pero aquí debió nacer.
El moño es un baile en pareja que empieza con una copla de invitación por parte del hombre, generalmente dirigida al público. A continuación suena la música y la pareja danza. De repente se detiene y una voz cantante dice: ¡Moño pa’ él! Y, con un coqueteo picaresco, el hombre responde con una copla.
El rito se reinicia con el retorno de la música, ellos danzan. En medio del ritmo se vuelve a escuchar una voz que dice: ¡moño pa’ ella! ... y ella responde, hasta completar 14 coplas. En ese intercambio de versos, generalmente gana ella.
Si usted quiere ver con sus propios ojos esta maravillosa muestra del folclor colombiano, el sitio indicado es el bello Jesús María, Santander.
Este municipio, ubicado en la parte sur del departamento, tiene límites con Boyacá, una extensión de 72 kilómetros cuadrados y 3500 habitantes en doce veredas. A 1.850 metros de altura sobre el nivel del mar, en este agradable poblado de 18 grados centígrados de temperatura promedio, la economía está basada en la ganadería, la agricultura y el comercio de amasijos, regañonas y arepas junto con el sabajón y los quesos campesinos.