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Cachi Ortegón: “Esta es una tierra donde los colores suenan, donde los olores también son joropo”

Por: Laura Quiceno. Editora web Radio Nacional de Colombia.

Foto cortesía: Constantino Castelblando. Nombre de la obra: Enlazando lunas.

Por: Laura Quiceno. Editora web Radio Nacional de Colombia.

“Yo no le vendo mi fundo, ofrezca lo que me ofrezca, porque la pena me mata, yo no le vendo mi fundo […] Cómo le voy a vender el cielo que me cobija o el suelo donde me paro, en cuántos reales se fija gozar esta soledad”, estas letras recias hacen parte del imaginario del compositor casanareño Carlos César Cachi Ortegón.

“Siempre he compuesto a esta tierra, cómo manifestar lo que siento por ella, por eso temas como 'Yo no le vendo mi fundo' en la voz del Cholo Valderrama o 'Flor de cayena´en las diferentes versiones siempre están muy relacionadas con lo que para mí significa este territorio, y mi manera de pagarle todo lo que le debo al Llano es cantarle, nombrarlo, reconocer todo lo que ha hecho por mí”.

Una oda a la tierra, al trabajo en el campo, a los animales hacen parte de los cantos de vaquería del Oriente colombiano.

“Nuestra música todavía está muy marcada por el territorio, por la tierra, por el lenguaje, aunque eso puede ser una dificultad inicial, es también lo que enamora, el sentido de territorio, de pertenencia de quiénes somos. Hay que venir, acercarse más con el afecto para entender más. Uno termina valorando, siendo de acá o de afuera la autenticidad, la pureza del mensaje”

Desde ‘Yo soy del Llano’ hasta ‘Flor de Cayena’. Hábleme sobre el origen de algunas de sus composiciones.

Desde mis primeros recuerdos ha habido mucha música en el campo, en los fundos, en los hatos. En el Llano todo el mundo silba, echa coplas, le canta a las vacas, al ordeño, entonces siempre uno estaba rodeado de esos sentimientos y se provoca, y se pica e intenta repetirlo.

¿Instrumentos y sonidos que integran esta tradición?

Definitivamente está el conjunto tradicional, con arpa, cuatro, maracas, con el gran valor de la bandola que es muy de nuestra tradición casanareña. Algunos que están en desuso como el bandolón, el bandolín, el furruco llanero, un instrumento muy curioso y la cirrampla.

Tenemos también unas nuevas propuestas, un grupo de niños que se llama Sembrando joropo trabaja con 8, 10 arpas, armando una gran orquesta llanera. Cómo se está acercando hoy la juventud llanera a la música, cómo está asumiendo el arpa y cómo ese lenguaje está consiguiendo una nueva forma de la puesta en escena con nuevos repertorios y otras temáticas.

¿Qué significan los cantos de vaquería para los llaneros?

Son nuestro himno más representativo, nuestro sentimiento, nuestra historia, nuestro oficio y son definitivamente una bandera sonora que debe siempre ondearse en esta tierra.

La declaratoria por parte de la UNESCO siempre es oportuna, reconocer que hay aquí una manera de trabajar, una manera de hacer las cosas, hay un sistema económico y un sistema que nos relaciona con la tierra, con la naturaleza, con el animal y que nos relaciona entre nosotros.

El pueblo llanero tiene la suficiente fuerza para hacer que esos cantos de vaquería no se queden en el olvido, sino que se revitalicen y se resignifiquen.

¿Qué sensación asocia siempre con el Llano?

Esta es una tierra donde los colores suenan, donde los olores también son joropo, donde hay muchas cosas que nos amarran la música y así uno escuche la música en cualquier dispositivo siempre le hará falta sentir el ambiente que esa música recrea en su tierra.

Es mucha la nostalgia que siente cualquier llanero lejos de su tierra.

"Tan pronto conocí el Llano fue un enamoramiento a primera vista, un flechazo": Constantino Castelblanco.

Bandas como Chimó psicodélico que transforman y exploran con estos sonidos, ¿qué opinión le merecen?

Ninguna manifestación, ninguna cultura se está quieta, ninguna cultura tiene un afiche donde dice: “De aquí no podemos pasar, del 1840, o de 1950” o “Así somos y no podemos movernos”, todo lo contrario, creo que los jóvenes tienen todo el derecho de reinterpretar todo lo que sienten acerca de la música llanera y aprovechar toda la información musical que es universal.

Que sigan expresando con sus pies bien puestos pero con la cabeza volando hasta donde puedan llegar, siempre y cuando estén como le repito, bien amarrados a la raíz llanera.

El joropo desde su nacimiento ha venido asimilando cambios, ha cambiado como toda manifestación cultural.

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