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Ciudad Bolívar se reconstruye en la pantalla grande

El cine se ha convertido en la oportunidad para integrar a niños, jóvenes y adultos no solo en la sala Potocine.

Por: Fausto García

Conocer y hablar con los habitantes del Barrio Potosí en Ciudad Bolívar, localidad 19 de Bogotá, es sentir la pasión con la que laboran para que ese pedazo de montaña de la capital, sea visto con respeto por los trabajos que hacen cada día en convivencia por ofrecerle a los jóvenes un espacio con oportunidades alrededor de la cultura.

Blanca Pineda es historiadora poeta y escritora, vive en Ciudad Bolívar desde los años cincuenta y tiene muy clara la importancia de este lugar.

“En nuestra localidad albergamos comunidades de todo el territorio nacional, acá tenemos gente de todos los departamentos, lo que nos hace ricos y diversos en cultura. Somos éxodo y migración, acá tenemos la migración más grande Bogotá”, señala.

Según datos de la Alcaldía Local, se estima que en Ciudad Bolívar habitan un poco más de 700 mil personas, esto la convierte en la quinta localidad más poblada de Bogotá.

Foto: Colprensa. Octubre 2018.

La vida en la montaña

Aunque para los habitantes de Potosí en Ciudad Bolívar es un orgullo vivir en la montaña, son conscientes de algunas dificultades con las que viven a diario, esto hace que el trabajo por la comunidad se vea afectado a tal punto que pone en riesgo la integridad de algunos líderes comunitarios.

Para mayo de este año, la Defensoría del Pueblo alertaba al Ministerio del Interior de la posible presencia de grupos armados ilegales en la localidad.

Para su desarrollo, algunas iniciativas cuentan con el apoyo del sector privado, pero el mayor riesgo que exponen los líderes es la inseguridad.

“Los que hacemos un trabajo por la defensa de los derechos humanos nos vemos amenazados, he sido amenazada por defender la vida de los jóvenes”, relata Blanca Pineda.

David Ramírez es uno de esos jóvenes que se ha visto beneficiado por la lucha que han hecho los líderes mayores por sus derechos, pero ahora, él trabaja por los niños y muchachos como él mismo que, esperan tener un espacio en Potosí para seguir soñando.

Foto: Daniela Godoy.

David, hace parte del grupo que lidera el trabajo en la Casa Cultural del barrio Potosí, allí ofrecen a los jóvenes de la localidad un espacio en la agricultura urbana, teatro, música, talleres de danza y tejido.

“Nuestro objetivo es suministrar opciones de proyecto de vida a todos los muchachos de la comunidad”, explica.

A Potosí no solo llegan para quedarse habitantes de otras regiones del país, Casteli Riaño llegó a sus 13 años a vivir con su familia a Ciudad Bolívar, ahora que tiene 35 años recuerda cómo fue ese momento.

“Vengo de la localidad de Fontibón, para ese entonces nos decían que esto solo era un sitio de delincuencia y que no había futuro para nosotros, pero esta tierra ha ido creciendo y tenemos muchas iniciativas en trabajos de medio ambiente, proyectos con jóvenes para ofrecerles espacios distintos a la drogadicción”, indica.

Otro de los trabajos para enaltecer en Potosí es el que se hace con los niños. El profesor Héctor Gutiérrez es otro líder de la comunidad que lucha por el proyecto Escuela Comunidad, una iniciativa que nace con los niños del Instituto Cerros del Sur. Su objetivo es trabajar en la comprensión de conceptos como reconciliación, justicia y paz.

“Venimos ofreciendo espacios para que nuestros jóvenes puedan tener clases de danza, teatro, música, artes plásticas y cine. Acá se sienten acogidos como si todos fueran una sola familia”, comenta.

El cine en Ciudad Bolívar

Para Potosí, este barrio de gente soñadora y defensora de sus derechos, el cine se ha convertido en la oportunidad para integrar a niños, jóvenes y adultos no solo en la sala Potocine, a su vez se ha convertido en un pretexto para que todos trabajen en el Festival de Cine Ojo al Sancoho, un encuentro que va en su edición número once.

Esta sala de cine construida por la misma comunidad, no tiene nada que envidiarle a una sala de cine comercial, se han valido de madera y otros elementos para hacerla posible y así poder integrar y sentar a toda una localidad para que puedan ver películas latinoamericanas y lo más importante, cortometrajes hechos en Ciudad Bolívar, que buscan tener una memoria de lo que se vive en esta parte de Bogotá.

Foto: Daniela Godoy.

Yanneth Gallego es la directora del Festival de Cine Ojo al Sancocho este año, uno de los eventos de cine comunitario más respetados en América Latina.

Su trabajo los llevó a fundar la Escuela de Cine Ojo al Sancocho, en la cual se lleva el arte industrial del cine a las comunidades vulnerables de Ciudad Bolívar, con el objetivo de que sea la misma comunidad la encargada de narrar su historia.

“Lo que buscamos en este festival y con el cine comunitario es mostrar la realidad de los territorios y que las comunidades se sientan representadas con esto que hacemos. Tenemos un espacio con talleres internacionales, talleres de memoria y un trabajo muy cercano con los niños, para su formación audiovisual y que ellos se conviertan en narradores”, explica.
La gran motivación de las actividades en la sala Potocine es generar espacios para niños.

“En la escuela popular de cine y video comunitaria, los jóvenes han tenido una formación como público, la idea es que en cada proyección al finalizar podamos conversar, que los niños expongan sus opiniones y puedan cuestionar cada película que vemos”., asegura.

Foto: Daniela Godoy.

El derecho a vivir y soñar

El encanto de una tierra no solo se mide por lo material, existe algo más relevante y valioso que eso y su traducción es la gente.

“Acá tenemos valores que han fortalecido muchas generaciones, nos hemos formado con respeto y tolerancia”. Así describe Blanca Pineda a la gente de Ciudad Bolívar.

Los sueños y descripciones de ‘la montaña’, como la llaman de cariño, se convierten en la invitación para acercarse y conocer a Potosí, uno de los 360 barrios que componen Ciudad Bolívar.
“Lo que más me gusta es que todo lo que tenemos lo hemos construido en comunidad, cada vez que voy subiendo a mi barrio veo a lo lejos las lucecitas y en eso veo representado a los niños que luchan por sus sueños, acá nos unimos para luchar por unos sueños y derechos”, concluye David Ramírez.

En Ciudad Bolívar seguirán soñando con la vida, en Potosí seguirán trabajando para tener su mejor película, esa que refleje el empoderamiento y el trabajo por cada de uno de los jóvenes.

En Potosí los líderes seguirán trabajando bajo cualquier amenaza que quiera callarlos, el sueño que tienen los que luchan y defienden la vida es que el único chaleco que tenga que usar sea para protegerse del frío y no del peligro en esta tierra que se encuentra entre los 2 mil 400 y 3 mil 100 metros sobre el nivel del mar.

En Potosí, seguirán arañando la montaña para mostrar la mejor cara que tienen, la convivencia.

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