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¿Por qué Pasto no celebra su cumpleaños sino su onomástico?

El acta de fundación de la ciudad nunca ha aparecido, no se conoce la fecha, el lugar y la persona que la vio nacer.

Por: Sandra Eraso

San Juan de Pasto es la capital del departamento de Nariño, una tierra que se caracteriza por la diversidad en sus productos artesanales y agrícolas, habitada por la riqueza cultural de afros, indígenas y campesinos. Y cada junio sus habitantes celebran su onomástico, celebración de cumpleaños instaurada en 1938.

Este territorio protege su identidad a través de sus cuatro patrimonios culturales inmateriales de la Humanidad declarados por la Unesco: el Carnaval de Negros y Blancos de Pasto; el Barniz de Pasto, técnica ancestral única en el mundo; las Danzas, Músicas y los Cantos tradicionales del Pacífico Sur; y el Camino del Inca o del Qhapaq Ñan.

Todos los años durante el sexto mes, el onomástico es la fiesta para celebrar la existencia de la casa que alberga a los habitantes del sur, este es el evento programado por la administración municipal y esperado por los ciudadanos, que van al encuentro con las expresiones artísticas, con el patrimonio cultural y la historia de la ciudad.

La pregunta de muchos es ¿por qué Pasto no celebra su cumpleaños? La vida de esta tierra ha estado marcada por la flecha de la contravía, la diferencia y posiblemente la originalidad. Pese a los estudios e investigaciones realizadas por historiadores de la región, no ha sido posible encontrar el acta de fundación de la ciudad, por lo tanto, no se tiene certeza de la fecha y lugar de fundación que se levanta en el Valle de Atriz.

“El acta de fundación desapareció, no la encontramos y por tal motivo no podemos entonces entrar a precisar cuál fue la persona y en qué sitio y cuándo se fundó Pasto. Esto llevó a que el concejo de 1938 entrara en un debate y llegó a un común acuerdo de que el 24 de junio sería el día del onomástico de la ciudad”, explica Enrique Herrera Enríquez, historiador e investigador de la región.

Contrario de lo que muchos podrían pensar, esto no la hace merecedora de una letra escarlata por no tener doliente de su paternidad, pues a falta de uno son tres los nombres que los historiadores defienden como fundadores de la ciudad: Sebastián de Belalcázar, Lorenzo de Aldana y Pedro de Puelles.

“En consecuencia, no hay realmente una cédula, una providencia de parte del rey y del Consejo de Indias diciendo exactamente a cuál de los tres fundadores se le otorga el privilegio de fundador y de poblador”, asegura Gerardo León Guerrero, integrante de la Academia Nariñense de Historia.

La fecha de su fundación tampoco es clara y el lugar exacto aún no se define, por ello de acuerdo al Libro Verde; es decir, el libro primero de Cabildos de Quito, existen indicios de que la fundación de la Villa de Pasto oscila entre los años 1535 y 1540.

“Mientras no aparezca un acto administrativo por parte del rey; es decir, una cédula real y de parte del Consejo de Indias, seguiremos con esa duda por siempre. Ese documento no ha aparecido, seguramente en alguno de los archivos de España que tiene tantos que se regaron por todo el territorio debido a la guerra civil de 1950”, afirma Guerrero.

Por no tener certeza del nombre del fundador y la fecha de su fundación, académicos y autoridades acordaron fijar el 24 de junio, día de las efemérides de San Juan Bautista, patrono de San Juan de Pasto, como fecha para celebrar la vida de la capital nariñense.

“La fecha fue seleccionada por el Concejo Municipal en el siglo XX y dio como fundador a Sebastián de Belalcázar, esta real cédula fue emitida por la princesa Doña Juana en nombre del Rey Felipe II. Desde entonces hasta hoy se celebra la fiesta de San Juan el 24 como patrono de la ciudad y de la iglesia matriz llamada San Juan Bautista”, manifiesta Guerrero.

Por esta razón, cada mitad de año en Pasto se realiza una programación académica y cultural que convoca a artistas, artesanos, académicos, periodistas y ciudadanía en general a celebrar un año más de vida de esta tierra pintada por artistas, declamada por sus poetas y cantada por las melodías de quienes la habitan y la sienten.

Como parte fundamental de la programación está el Carnaval del mundo, un desfile con las delegaciones de diferentes países que traen al encuentro un pedazo de su fiesta y con quienes se realiza un intercambio cultural de vivencias y experiencias. También hace parte de la programación el festival internacional de tríos, es el tiempo para pensar y construir ciudad desde la cultura ciudadana y la sensibilidad hacia la ciudad.

El onomástico se celebra durante tres días con una agenda nutrida por la participación de artistas y académicos que tejen las riquezas de la ciudad, de su pasado y su presente para diseñar el Pasto soñado por todos.

Cuando el Carnaval de Negros y Blancos finaliza el 6 de enero con el paso del desfile de las modalidades que hacen parte de la fiesta, propios y visitantes quedan con aquella nostalgia que suele dejar el arte efímero, pero con la esperanza de volver a gritar ¡Qué viva Pasto, carajo! dentro de seis meses cuando llegue la celebración del onomástico.

Pero este año la celebración no se pudo hacer, la senda del carnaval estuvo silenciosa, la sala de la casa, la plaza de Nariño no retumbó con la música interpretada por los tríos. Tampoco fue el escenario de los olores y colores que visten la gastronomía de esta tierra.

Sin embargo, los protagonistas de la fiesta no dejaron pasar desapercibida esta fiesta tan importante para la comunidad pastusa y gracias a las herramientas que brindan las tecnologías, San Juan de Pasto ha celebrado por lo alto con el evento ‘Una ventana desde Pasto para el mundo’, una programación académica y cultural que ha involucrado todos los protocolos civiles y eclesiásticos para brindar por la vida, para festejar el viento, el frío y las pinceladas que a diario deja la gran montaña para sus hijos.

“Siendo coherentes con la situación que vivimos de emergencia, celebramos un onomástico virtual desde casa, utilizamos los medios de información y comunicación para emitir toda la programación para la celebración de esta fiesta”, expresa Guisella Checa, secretaria de Cultura de Pasto.

La muy noble y leal San Juan de Pasto, como fue llamada por el Rey de España, es una tierra que resiste, los ciudadanos no salieron a la senda, pero desde sus hogares los pastusos abrieron las ventanas para saludarla, sonreírle, cantarle y vivirla gracias a la riqueza cultural que en ella habita, con la esperanza de tener más onomásticos para llenarla de colores y de música.

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