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Los cultivos que le dan vida a la tradición campesina de Santander

Santander tiene 507 mil hectáreas del territorio en uso agrícola, que representan el 26,1% del departamento.

Por: Angélica Blanco Ríos. Radio Nacional de Colombia Santander

Son 87 municipios, cerca de 1.352 veredas, 507 mil hectáreas del territorio en uso agrícola y miles de rostros e historias dedicadas al campo en Santander, territorio que guarda, en sus entrañas y montañas, una tradición oral y ancestral campesina.

Pocos son los santandereanos que hablan de sus ‘nonitos’, como le llaman a los abuelos, sin mencionar su finca o estos terrenos que, impregnados de verde y de cultivos como café, cacao, limón, panela, piña, naranja, mandarina, mora, aguacate, guanábana y palma, se han convertido y posicionado como una verdadera máquina productora de alimentos.

Según el último Censo Nacional Agropecuario, de las siete provincias, la de Mares -compuesta por municipios como Barrancabermeja, Betulia, El Carmen de Chucurí, Puerto Wilches, Sabana de Torres, San Vicente de Chucurí y Zapatoca- es la de mayor superficie dedicada a la agricultura, y en la cual han sido sembradas más de 500 toneladas de aguacate al año, cacao que llega a distintas zonas del mundo y sabores que aman todos los colombianos.

Foto John Jairo Acevedo

La de Soto se considera la segunda, alcanzando el 16,9%; seguido de la de Vélez, con un 16,7%; Guanentá, con 15,4%. “Actualmente, con más de 131 mil unidades productivas y una participación en el Producto Interno Burto (PIB) que supera el 5%, estas actividades representan un lugar relevante en la vida económica departamental”, según el Observatorio de Competitividad de la Cámara de Comercio de Bucaramanga (CCB).

“Lo más importante para nosotros como campesinos es que tenemos en la mente y en el corazón que a lo largo de la historia hemos sido la despensa, no solo de Santander, sino de otros departamentos y países. El aporte que hacemos es proveer no solo alimentos, sino que también guardamos toda una tradición de nuestros antepasados, pese a que poco a poco el campesino a migrado a las zonas urbanas”, cuenta Carolina Gutiérrez.

Ella vive en una finca ubicada en zona rural de Rionegro, uno de los 10 municipios que está dentro de las zonas más afectadas por el conflicto armado (Zomac), el mismo que hizo que en el siglo XX se registrara un cambio y rasgo que marcó a Colombia: las migraciones del campo a la ciudad.

Foto Mauricio Oyala

“Actualmente se realizan dos tipos de acciones por parte de nuestros productores, una es el trabajo de la tierra, y otra que se está potencializando a nivel nacional es la agroindustria o transformación. Desde Santander se exporta limón tahití a Europa, somos líderes en cafés especiales, enviamos cacao a distintos puntos del país y del mundo, nos convertimos en un modelo de agricultura con responsabilidad social, tenemos el primer lugar en área sembrada de palma de aceite y el cuarto a nivel nacional en inventario ganadero; todo esto se resume a ganancias para las regiones”, afirma Javier Sarmiento Estupiñán, secretario de Agricultura y Desarrollo Rural de Santander.

Sin embargo, persisten los retos. Pese a ser también un productor significativo de panela, este producto es uno de los que más se ha visto afectado a lo largo de los últimos años por la caída del precio.

Foto Mauricio Oyala

“Generamos empleo rural en Colombia, pero paradójicamente nuestros empleados están trabajando a pérdidas. Por ejemplo, somos más de 350 mil familias las que dependemos de que el Gobierno Nacional nos escuche, nos ayude y no nos olvide”, manifiesta Denis Ariza Mateus, vocero de la Asociación de Productores Paneleros de Vélez, territorio que además es productor de guayaba y en donde se hacen los mejores bocadillos del departamento, quehacer artesanal de esta región que huele y vive por y para la producción de uno de los dulces que cuenta con denominación de origen en Colombia.

Por este motivo, y para que Santander continúe siendo un departamento que avanza pero que no deja de lado su historia, economía y manos que labran la tierra, “se han invertido en los últimos cuatro años $76 mil millones en la parte ambiental, en la agropecuaria $88 mil millones, y sabemos que, debido a que es mucha la población que vive en zona rural, estamos trabajando en que los jóvenes se queden en el campo y por eso se creó la Universidad del Campo, pero se están planteando más programas para que esto y muchos proyectos trasciendan en el tiempo”, explica Sarmiento.

Foto Mauricio Oyala

Otra gran tarea es la infraestructura vial. Actualmente 85, de los 87 municipios que conforman el departamento, están ubicados en montaña y los dos restantes son planos, lo que quiere decir que en cada temporada invernal la mayoría se deslizan y dos se inundan.

Eso ha generado que autoridades de Gestión del Riesgo tengan que trabajar en la mitigación y prevención de todo lo malo que pueda afectar a los productores que transportan sus productos por estas vías, que además requieren de mayor seguridad, fortalecimiento y acompañamiento de la institucionalidad.

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