Masacre de La Siberia: 70 años en el olvido

Don Pedro Cocomá conserva en su voz y en su memoria los nombres, los lugares y los sonidos de aquella tragedia. Cada vez que habla de la masacre de La Siberia, lo hace con la misma precisión, como si se tratara de una cinta que ha debido reproducir cientos de veces. Su relato no varía, no olvida ni una sola de las 18 vidas perdidas —entre ellas su hermano y su sobrino— en aquel episodio que marcó la historia del sur del Tolima.
“Perdí a mi hermano, a mi sobrino y a muchos vecinos. Para algunos puede ser solo un número, pero para nosotros cada nombre es una historia”, dice don Pedro, quien a sus 86 años aún acompaña los trabajos de búsqueda que adelanta la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas (UBPD). Para él y las demás familias, cada recuerdo es una pista y cada apellido, una deuda de verdad.

Los hechos de 1956
La masacre de La Siberia ocurrió en 1956, en medio de la violencia bipartidista que se extendió por el sur del Tolima. Según el testimonio de don Pedro, las víctimas fueron asesinadas por miembros del Ejército, en represalia por la muerte de tres soldados. “Aquí en Chaparral había un alcalde que era militar; era un coronel de apellido Villate. Dijo que por cada soldado que mataran debían dar de baja a cien civiles. Entonces mataron a tres soldados, y el mismo Estado los asesinó y enterró en fosas comunes”, recuerda.
Las familias lograron recuperar algunos cuerpos, pero otros permanecen desaparecidos desde entonces. Don Pedro afirma que no se trató de un hecho aislado: “Son 18 personas. Está mi tío, está un primo... Y no solo fueron ellos: ese mismo día en otra vereda llamada Santo Domingo asesinaron a más de cien. Los enterraron en el borde del río Tetuán, pero una tormenta se los llevó y no quedó ni rastro”.

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La búsqueda y la esperanza
Siete décadas después, la UBPD realiza trabajos de intervención forense en el cementerio San Juan Bautista de Chaparral, donde los familiares creen que podrían hallarse los restos de las víctimas. La entidad ya tomó muestras de ADN de los familiares, incluidas las de don Pedro, para cruzar los perfiles genéticos con los hallazgos en el campo santo.
“Nosotros lo que queremos es que nos entreguen los restos, saber dónde están. Nos sacaron muestras de sangre para comparar el ADN con los cuerpos que encuentren, para confirmar si pertenecen a nuestros familiares”, explica.
Don Pedro recuerda que las víctimas eran campesinos dedicados a la caficultura. “Eran cafeteros. Algunos tenían fincas, otros eran recolectores. Salían a trabajar y lo que encontraron fue la muerte. Llegaban a las fincas, preguntaban cuántos trabajadores había y los mataban solo porque eran de otro partido político. Y eso lo hacía el mismo Ejército”, relata con indignación.

Una deuda con la verdad
Según reportes oficiales de la UBPD, el sur del Tolima concentra 797 personas desaparecidas, lo que equivale al 51 % de los casos del Plan Regional Cordillera Central y al 25 % del total del departamento. En esta primera fase de intervención, la entidad espera recuperar 151 cuerpos en 119 puntos de interés forense.
El caso de La Siberia, cuyos restos podrían estar en el mausoleo de una familia de apellido Moreno, podría convertirse en uno de los episodios de desaparición forzada más antiguos documentados en Colombia. Para don Pedro y las familias que aún esperan respuestas, esta búsqueda no es solo una tarea forense, sino un acto de memoria y justicia.
“Yo no quiero morirme sin saber dónde están. Ellos eran gente buena, solo querían trabajar”, dice don Pedro, antes de quedarse en silencio. Setenta años después, el eco de su voz sigue rompiendo el olvido.
