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Tomasa Calonge, 27 años endulzando a El Carmen de Bolívar

La producción de miel orgánica se ha convertido en un importante renglón de la economía en Los Montes de María.
Fotos: Cortesía
Edgardo Ochoa

Tomasa Calonge, es una mujer monteriana de padre francés, que llegó a El Carmen de Bolívar hace 27 años y quedó enamorada de estas tierras. Tanto así que decidió quedarse por siempre y establecer su proyecto de vida en el territorio de la galleta chepacorina.

Ella proviene de una familia de apicultores, cuenta que ya son cinco generaciones las que llevan trabajando la miel, “yo soy la cuarta generación, llevo 47 años en la actividad, llegué aquí a El Carmen hace 27 años trabajando con un señor de acá que tenía la actividad apícola, trabajando acá con ellos se me dio la oportunidad de independizarme y comencé de manera independiente”.

Con su tono de voz suave y que deja entrever algunos rastros de su idioma paterno afirma que, cuando se independizó sintió la necesidad de gestionar un proyecto para compartir con las comunidades aledañas a su casa, toda su habilidad en la producción de miel.

Miel

"Hoy después de doce años yo les estoy comprando el producido de esa cosechas, fueron personas que por primer vez en su vida estuvieron al frente de una colmena, pero entusiasmados y que con muchas dificultades, porque no es fácil aprender a querer las abejas, ellos fueron inclinándose por esa ruta de la que yo hoy me siento muy complacida", asegura.

Al iniciar el proceso de capacitación apícola con las comunidades se dio cuenta que, debido al conflicto armado sufrido en Los Montes de María, el tejido social y familiar que aceptaron su propuesta estaba tan roto y afectado que podía afectar la producción, porque según la sra. Tomasa las abejas sienten las energías a su alrededor. Así que ideó una forma para tratar de reparar en algo el daño dejado por años de sufrimiento impuesto.

“Yo los ponía uno o dos horas en una paila inmensa a mezclar la comida para las abejas, aunque eso no era necesario, pero lo hacía porque en ese proceso tenían que rozarse las manos y hablarse y funcionó, porque luego de varias sesiones familiares que no se hablaban lo hicieron, vecinos que no podían ni ver volvieron a trabajar juntos", dice. 

La cosecha de este año, en palabras de la sra. Tomasa Calonge, ha sido la más significativa pues se la compró a sus pupilos. 

"Al yo ver que a mi casa llegaron los pelaos que hacía diez años yo había incursionado en el medio de la apicultura llegaran adonde mi  a vender su miel, la miel que yo les enseñé a cultivar, que yo les enseñé a producir y yo los veía convertidos en unos hombres esa vaina me pareció lindo y me decía para mi misma, Tomasa ya puedes morir tranquila”, narra con voz entrecortada y dejando salir una lágrima de sus inmensos ojos verdes.

Tomasa Calonge vive acompañada de sus dos perros en las afueras de El Carmen de Bolívar, rodeada por la naturaleza, tiene una hija que decidió ser veterinaria, seguramente porque desde muy niña su madre le inculcó el amor por el medio ambiente, ese mismo que clama para que las personas no destruyan porque así sus amadas abejas corren el riesgo de quedarse sin hogar y los humanos sin su apetecida, nutritiva e invaluable miel.

Miel

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