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Mushuc Runa, el club indígena que rompió estigmas hasta brillar en la Copa Sudamericana de 2025

"Mushuc Runa es un fenómeno (...) No se tiene un recuento similar siquiera a nivel de región", asegura el analista deportivo Patricio Granja.
Mushuc Runa, club indígena rompe estigma | Copa Sudamericana 2025
Foto de: AFP
AFP

Nació en un páramo de Ecuador donde jugar al fútbol se consideraba un ocio de "perros". Tras quebrar el estigma, el club de origen indígena Mushuc Runa brilla en la Copa Sudamericana de 2025.

Su nombre significa Hombre Nuevo en quichua, la lengua que se habla en las comunidades de Chibuleo y Pilahuin, en la sierra ecuatoriana, donde un indígena lo fundó en 2003.

El cuadro del Ponchito, como se conoce al once sensación, es el único con puntaje perfecto en las primeras tres jornadas del torneo sudamericano y está a un pelo de asegurar su primera clasificación a octavos de final.

El miércoles puede dar un gran paso hacia la ronda de los dieciséis mejores cuando reciba al Cruzeiro de Brasil, al que sorpresivamente derrotó 2-1 en Belo Horizonte en la ida del Grupo E.

"Lo primero que hacemos con Mushuc Runa es representar al pueblo indígena que hace historia", dice a la AFP su vicepresidenta Karina Chango, considerada la primera mujer indígena al frente de un club de fútbol.


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Foto de AFP 

"Fenómeno" regional

Bajo lluvia y un frío intenso, el veterano entrenador paraguayo Ever Hugo Almeida dirige una práctica a 3.250 metros de altura en la comunidad de Echaleche, en la provincia de Tungurahua (centro andino).

Algunos futbolistas del Mushuc Runa corren y otros practican tiros al arco en el campo de un estadio rodeado de montañas.

En el elenco principal no hay indígenas, aunque algunos ya se forman en las divisiones menores. En Ecuador, solo un 8% de los 18 millones de habitantes se identifica con un pueblo originario.

"Mushuc Runa es un fenómeno (...) No se tiene un recuento similar siquiera a nivel de región", asegura el analista deportivo Patricio Granja.

Granja atribuye el éxito internacional del club a la continuidad del DT Almeida, a la incorporación de refuerzos extranjeros e inversiones para elevar el techo salarial.

Pero el Ponchito está lejos del poderío de buena parte de sus rivales, incluido el Cruzeiro, subcampeón de la Sudamericana-2024 y bicampeón de la Copa Libertadores (1976, 1997).

Aunque no marcha bien en el torneo internacional, la 'Raposa' tiene un plantel avaluado en casi cien millones de dólares, según el portal especializado Transfermarkt.

La nómina actual del Mushuc Runa es la "más cara" de su historia y está cotizada en entre "2,5 a tres millones", según Chango.


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Foto de: AFP 

Poncho como símbolo 

El impacto de este cuadro, que debutó en primera en 2014, sin embargo, tiene poco que ver con los números.

Ponchito no solo es su apodo, es también la prenda con la que los jugadores saltan al campo y que se ha convertido en marca registrada del club y sus aficionados, que la usan en las gradas.

El manto protege a los pobladores de la zona de las bajas temperaturas que acompañan las prácticas que comanda Almeida, un fogueado DT de 76 años con coronas en el fútbol guatemalteco, paraguayo y ecuatoriano.

El exarquero orienta a los suyos en el estadio de Echaleche, que fue construido en mingas (trabajo comunitario), una práctica arraigada en Ecuador, donde las raíces indígenas también se notan en vestimentas, gastronomía y lengua.

Las autoridades locales prohibieron disputar partidos oficiales allí porque el recinto incumple normas técnicas, por lo que Mushuc Runa juega en la cercana ciudad de Riobamba (2.750 metros de altura).

Pese al impedimento, la edificación es el orgullo de los hinchas, que añoran los domingos de fútbol, cuando la deprimida economía de Echaleche tomaba un respiro.

Juego de "ashkus" 

Daniel Curillo mira embelesado el entrenamiento. Junto a otro aficionado practica un cántico en español que luego traduce a quichua. "Cómo no te voy a querer...", tararean.

La primera vez que Curillo pisó un estadio fue después de casarse, a los 19 años. El balompié estaba vedado para los jóvenes quichuas de esa zona.

"Nuestros padres decían que eso era para los perros, para los ociosos, para los ashkus (perro en quichua)", relata.

Ahora, a sus 39 años, este empleado privado muestra orgulloso una colección de camisetas del equipo de sus amores.

Se prueba chaquetas antiguas que saca de su armario y extiende una bufanda con el sello del club sobre su poncho rojo, característico de los pueblos de Chibuleo y Pilahuin.

Para el capitán de Mushuc Runa, Dennis Quintero, "es una gran responsabilidad" liderar un equipo que nació en el seno de una comunidad indígena que rechazaba el balompié.

Los resultados internacionales deben "ser una motivación para ellos saber que se pueden lograr cosas importantes", apunta el defensor. "Saber que su cultura puede ser vista de otra manera, no simplemente como trabajadores, sino como profesionales de fútbol".

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